Lo único bueno de que se separe una banda (sobre todo si te gusta) es la diversificación de proyectos que, en algunos casos, dan varios buenos frutos. Algo así ocurre con Oasis. Por una lado, todos los ex menos Noel armaron Beady Eye que sacó este año "Different Gear, Still Speeding", un interesante disco que mezcla rock de todas las épocas con el sonido de la banda madre, y que, claro, tiene el plus de contar con Liam al frente.
Ahora el que sale a la pista es quien se quedó afuera de dicho proyecto. El Gallagher conocido como la cabeza compositiva detrás de una de las grandes bandas inglesas (y del mundo) de los últimos años debuta con su "Noel Gallagher’s High Flying Birds" y regala uno de los mejores discos del año.
La libertad de esta nueva etapa parece haberle funcionado de maravillas a Noel, ya que mezclando temas nunca editados por Oasis ("Stop The Clocks", "(I Wanna Live A Dream In My) Record Machine") con grandes composiciones nuevas de esas que lo hicieron brillar en su anterior proyecto ("If I had a gun", "Aka...Broken Arrow", "(Stranded On) The Wrong Beach"), el mayor de los Gallagher reafirma por qué es considerado uno de los mejores compositores de la historia. Y encima, si bien ya había dado muestras, se destapa como un gran cantante (o al menos interprete). Claro que tiene una banda de apoyo que suena a la perfección y que se amolda perfectamente a la búsqueda sonora del ex Oasis.
Acorde a los que creen que la muerte es solamente un cambio de estado, Noel, en "The death of you and me", primer corte del disco, deja en claro cómo se toma este momento: "Forever we’d be free, free to spend our whole lives running from people who would be the death of you and me" o "Siempre vamos a ser libres, libres de pasar toda la vida escapando de personas que pueden ser nuestra muerte". Y dentro de esta nueva etapa, confirma todo lo que se pensaba/esperaba de él, y a pesar de estar bien acompañado, demuestra que lo único que necesita para seguir adelante es una guitarra.
Los medios pierden demasiado tiempo intentando demostrarse objetivos. Y nunca lo van a lograr.
viernes, 16 de diciembre de 2011
viernes, 2 de diciembre de 2011
"Hacer un puente", de La Franela
"Hacer un puente" es el segundo disco de La Franela, la banda liderada por Daniel "Piti" Fernández, ex guitarrista de Los Piojos. En este nuevo trabajo la banda sigue explorando el rock, mezclado con el ska y el reggae, con un sonido que recuerda a las últimas épocas de la ex banda de "Piti". Y las reminiscencias y menciones del pasado no se encuentran solo en el sonido sino que están presente en varias de las letras ("No me engañan nunca más (...) Lo siento mucho, solo quiero andar el camino sin mirar atrás"). Incluso "GPS", a pesar de estar dedicada a su hijo Antonio, pareciera remitir a "Micky" Rodríguez, ex compañero de Los Piojos, y sus nuevos pagos, y en el cierre se puede escuchar la última grabación de Gustavo "Tavo" Kupinski con su bandoneón.
A pesar de algunos cambios en la formación que grabó el primer disco (salió Chucky de Ipola y los teclados quedaron totalmente a cargo de Martín "Tucán" Bossa, que esta vez se anima también a componer, y Facundo Farías Gómez a cargo de la percusión en lugar de Diego Chávez), el sonido de la banda no parece haber sufrido alteraciones pero a la vez no ofrece mayores novedades. Encima la prosa de "Piti", quien supo escribir varios de los grandes clásicos de Los Piojos (se hace imposible no comparar), sorprende con momentos de simpleza extrema ("Pago el peaje, soy cero salvaje"), aunque como siempre deja algunos buenos pasajes.
Dentro de esto, los puntos más interesantes aparecen por el lado rockero, un rock cancionero, claro ("Lo nuevo", "Sirena" y "Las horas"), en su faceta más relajada ("Hacer un puente") o cuando se animan al ska irónico/crítico (es menester ver el video) en "Price for freedom".
"Hacer un puente" continúa la línea de "Después de ver", y deja en claro que La Franela nace de la necesidad de libertad de "Piti" (“En vez de murallas, alambrados, vallas, en vez de muros que separan, que excluyen, que expulsan: hacer un puente”). Y dentro de esta libertad, se los nota cómodos.
A pesar de algunos cambios en la formación que grabó el primer disco (salió Chucky de Ipola y los teclados quedaron totalmente a cargo de Martín "Tucán" Bossa, que esta vez se anima también a componer, y Facundo Farías Gómez a cargo de la percusión en lugar de Diego Chávez), el sonido de la banda no parece haber sufrido alteraciones pero a la vez no ofrece mayores novedades. Encima la prosa de "Piti", quien supo escribir varios de los grandes clásicos de Los Piojos (se hace imposible no comparar), sorprende con momentos de simpleza extrema ("Pago el peaje, soy cero salvaje"), aunque como siempre deja algunos buenos pasajes.
Dentro de esto, los puntos más interesantes aparecen por el lado rockero, un rock cancionero, claro ("Lo nuevo", "Sirena" y "Las horas"), en su faceta más relajada ("Hacer un puente") o cuando se animan al ska irónico/crítico (es menester ver el video) en "Price for freedom".
"Hacer un puente" continúa la línea de "Después de ver", y deja en claro que La Franela nace de la necesidad de libertad de "Piti" (“En vez de murallas, alambrados, vallas, en vez de muros que separan, que excluyen, que expulsan: hacer un puente”). Y dentro de esta libertad, se los nota cómodos.
Etiquetas:
crítica,
discos,
hacer un puente,
la franela,
música
viernes, 11 de noviembre de 2011
"Piel y hueso", de La Vela Puerca
"Piel y hueso" es el nuevo disco de La Vela Puerca. Al igual que lo que hicieron en su anterior placa, "Normalmente anormal" (CD + DVD), que separaba por una parte la visceralidad del show en vivo, y por otra el formato acústico con canciones inéditas, este nuevo material está dividido en dos ("uno y medio" dirán ellos): un lado rockero, y un segundo en un plan más relajado.
Así, en la primera parte, La Vela explota todo su potencial eléctrico, con un sonido ya alejado del ska/reggae que caracterizaba sus primeras dos placas ("Deskarado", "De bichos y flores"), pero también de la oscuridad de "El impulso", aunque mantiene el gen rockero que sobrevolaba toda su discografía. Y dentro de este estilo es donde Sebastián "Enano" Teysera y Sebastián "Cebolla" Cebreiro muestran su lírica contestataria y aparecen los mejores momentos del disco, como en "Sobre la sien", en la que el "Enano" hace catarsis con su público, el corte "La teoría", y "Todo el karma", la gema del disco, con un combo letra/música impecable.
En la segunda parte, que contiene solo seis temas (por eso lo de "disco y medio"), abordan el formato acústico que tan bien saben manejar desde sus inicios, y que a lo largo de toda su historia dejó varios de los grandes momentos de la banda ("Contradecir", "Zafar", "En el limbo", "Para no verme más", "Semilla"). Acorde a esos clásicos se destaca "Sé a dónde quiere ir", con una hermosa letra de despedida, y la fuerza/melancolía que el "Enano" sabe generar sólo con una guitarra, a pesar de que en esta oportunidad está acompañado de arreglos de vientos y cuerdas.
En una época donde las ventas de discos no para de bajar (esto nunca se dijo, ¿no?), La Vela Puerca se anima a más, y no solo edita un disco ambicioso, sino que se desdobla para lograr mostrar todos sus costados, o al menos, los que hoy los representan.
Así, en la primera parte, La Vela explota todo su potencial eléctrico, con un sonido ya alejado del ska/reggae que caracterizaba sus primeras dos placas ("Deskarado", "De bichos y flores"), pero también de la oscuridad de "El impulso", aunque mantiene el gen rockero que sobrevolaba toda su discografía. Y dentro de este estilo es donde Sebastián "Enano" Teysera y Sebastián "Cebolla" Cebreiro muestran su lírica contestataria y aparecen los mejores momentos del disco, como en "Sobre la sien", en la que el "Enano" hace catarsis con su público, el corte "La teoría", y "Todo el karma", la gema del disco, con un combo letra/música impecable.
En la segunda parte, que contiene solo seis temas (por eso lo de "disco y medio"), abordan el formato acústico que tan bien saben manejar desde sus inicios, y que a lo largo de toda su historia dejó varios de los grandes momentos de la banda ("Contradecir", "Zafar", "En el limbo", "Para no verme más", "Semilla"). Acorde a esos clásicos se destaca "Sé a dónde quiere ir", con una hermosa letra de despedida, y la fuerza/melancolía que el "Enano" sabe generar sólo con una guitarra, a pesar de que en esta oportunidad está acompañado de arreglos de vientos y cuerdas.
En una época donde las ventas de discos no para de bajar (esto nunca se dijo, ¿no?), La Vela Puerca se anima a más, y no solo edita un disco ambicioso, sino que se desdobla para lograr mostrar todos sus costados, o al menos, los que hoy los representan.
Etiquetas:
crítica,
discos,
la vela puerca,
música,
piel y hueso
viernes, 28 de octubre de 2011
"Superheavy", de Superheavy
El adelanto era promisorio. Un reggae ("Miracle Worker") en el que se mezclaba la dulce voz de Joss Stone, la cadencia jamaiquina de Damian Marley, y el estilo inconfundible de Jagger, hacían prever un gran disco. Sin embargo, la expectativa no se iba a cumplir.
Superheavy, el nuevo (¿súper?) grupo formado por Mick Jagger, Dave Stewart (ex Eurythmics), Joss Stone, Damian Marley, y A. R. Rahman, compositor de la banda sonora de la película "Slumdog Millionaire", acaba de editar su disco homónimo.
La idea mentora de la unión de estos músicos pareciera ser la mezcla de estilos y culturas en busca de un sonido diferente. Dentro de esta búsqueda, la banda recuerda por momentos a Black Eyed Peas ("Satyameva Jayathe", "Beautiful People", "Energy"). Pero, cumpliendo una de las grandes máximas del fútbol, la suma de las individualidades no hace un equipo.
En Superheavy, cada uno de los integrantes se luce dentro del estilo por el cual es conocido, sin lograr integrarse o adaptarse al resto, y, por lo tanto, nunca llegan a sonar como una banda sólida.
A pesar de esto, el talento gana por momentos, y hace aparecer un par de gemas destacables, sobre todo cuando se juntan las voces de Jagger y (que ironía) Stone, como en la sufrida "One day one night", en la que se mezclan en un dueto final épico; en la rockera "I can't take it no more", con reminiscensia a U2; o en "I don't mind", con homenaje a Eurythmics incluido. También, cabe destacar "Common Ground", un ska con arreglos de violines, que viene solo en la versión deluxe.
Si bien "Superheavy" no cumple con la expectativas, más que nada para los que las tenían, vale la pena escucharlo, y, en esta época de adictos al random, dejar un par de temas en la lista.
Superheavy, el nuevo (¿súper?) grupo formado por Mick Jagger, Dave Stewart (ex Eurythmics), Joss Stone, Damian Marley, y A. R. Rahman, compositor de la banda sonora de la película "Slumdog Millionaire", acaba de editar su disco homónimo.
La idea mentora de la unión de estos músicos pareciera ser la mezcla de estilos y culturas en busca de un sonido diferente. Dentro de esta búsqueda, la banda recuerda por momentos a Black Eyed Peas ("Satyameva Jayathe", "Beautiful People", "Energy"). Pero, cumpliendo una de las grandes máximas del fútbol, la suma de las individualidades no hace un equipo.
En Superheavy, cada uno de los integrantes se luce dentro del estilo por el cual es conocido, sin lograr integrarse o adaptarse al resto, y, por lo tanto, nunca llegan a sonar como una banda sólida.
A pesar de esto, el talento gana por momentos, y hace aparecer un par de gemas destacables, sobre todo cuando se juntan las voces de Jagger y (que ironía) Stone, como en la sufrida "One day one night", en la que se mezclan en un dueto final épico; en la rockera "I can't take it no more", con reminiscensia a U2; o en "I don't mind", con homenaje a Eurythmics incluido. También, cabe destacar "Common Ground", un ska con arreglos de violines, que viene solo en la versión deluxe.
Si bien "Superheavy" no cumple con la expectativas, más que nada para los que las tenían, vale la pena escucharlo, y, en esta época de adictos al random, dejar un par de temas en la lista.
Etiquetas:
A. R. Rahman,
crítica,
Damian Marley,
Dave Stewart,
discos,
joss stone,
mick jagger,
música,
superheavy
viernes, 21 de octubre de 2011
"Baldíos Lunares", de Juanse
Sorprende desde el primer minuto. Y eso ya es bueno. "Baldíos Lunares", el nuevo (tercer) disco como solista de Juanse, tras una separación (?) polémica de Los Ratones Paranoicos, arranca con una de las canciones más tranquilas de las que se lo ha escuchado cantar, con una guitarra acústica al frente y arreglos de cuerdas incluidos ("El sol"). Como si fuera poco, lo siguiente será un reggae en tono comedia ("Samurái"), en el que contará la historia de su tintorero samurái, con la participación estelar de, ni más ni menos, que Diego Arnedo en bajo.
Claro que también habrá tiempo para volver a sus raíces rocanroleras y revisar el sonido paranoico, pasando desde los primeros tiempos más crudos ("Algo sucia", con la participación de Deborah Dixon, "El fuego" con "Bocón" Frascino, "Baby doll"), a la última época cancionera ("Tomates", "Solo una vez más"). Pero incluso, dentro de este revisionismo, Juanse encuentra la manera de volar un poco más, como en "Descomposición", tema con tintes stones que también incluye arreglos de cuerdas y en el que el ex líder de Los Ratones incursiona en el saxo, o en "Carne radioactiva", con algunos dejos jazzeros.
Y si nada de esto logró sorprenderlos, para el final, Juanse, admirador confeso de Spinetta, se guarda una bomba, y se despacha con una versión disco de "Gabinetes espaciales", clásico de Almendra, que generará alguna polémica, sobre todo entre los puristas.
Si bien, prejuicios de por medio, todo parecía indicar que "Baldíos Lunares" sería una secuela de la discografía paranoica, Juanse muestra en este material una búsqueda sonora, al menos de a ratos, diferente, que resulta en un interesante primer paso en esta nueva etapa.
Claro que también habrá tiempo para volver a sus raíces rocanroleras y revisar el sonido paranoico, pasando desde los primeros tiempos más crudos ("Algo sucia", con la participación de Deborah Dixon, "El fuego" con "Bocón" Frascino, "Baby doll"), a la última época cancionera ("Tomates", "Solo una vez más"). Pero incluso, dentro de este revisionismo, Juanse encuentra la manera de volar un poco más, como en "Descomposición", tema con tintes stones que también incluye arreglos de cuerdas y en el que el ex líder de Los Ratones incursiona en el saxo, o en "Carne radioactiva", con algunos dejos jazzeros.
Y si nada de esto logró sorprenderlos, para el final, Juanse, admirador confeso de Spinetta, se guarda una bomba, y se despacha con una versión disco de "Gabinetes espaciales", clásico de Almendra, que generará alguna polémica, sobre todo entre los puristas.
Si bien, prejuicios de por medio, todo parecía indicar que "Baldíos Lunares" sería una secuela de la discografía paranoica, Juanse muestra en este material una búsqueda sonora, al menos de a ratos, diferente, que resulta en un interesante primer paso en esta nueva etapa.
Etiquetas:
Baldíos Lunares,
crítica,
discos,
juanse,
música
martes, 11 de octubre de 2011
"Mugre", de Acorazado Potemkin
"Mugre" es el disco debut de Acorazado Potemkin, un power trío formado por músicos de larga trayectoria en el Rock Nacional: Juan Pablo Fernández (Pequeña Orquesta Reincidentes) en la voz y guitarra, Luciano Esain (Valle de Muñecas,Motorama, Flopa Manza Minimal) en batería, y Federico Ghazarossian (Los Visitantes, Don Cornelio y la Zona, Me darás Mil Hijos) en el bajo.
En una época donde la multiplicidad y el mestizaje sonoro parece ser el paradigma, Acorazado decide romper los esquemas para volver a un formato/sonido clásico, y con (¿sólo?) tres instrumentos armar uno de mejores discos del año.
Con la fuerza interpretativa de Fernández, esa voz que mezcla el tango y el rock en el mismo registro, y que acompaña genialmente el fraseo de sus guitarras, apoyado en la sólida base que arman Esain/Ghazarossian, el trío se mueve dentro de una atmósfera oscura que le hace honor al nombre, tanto del disco como de la banda. Y dentro de ésta atmósfera, Acorazados muestra una gran capacidad para generar y transmitir una interesante variedad de climas, dándole/se el protagonismo necesario a cada uno para lograrlo. Así, en "La mitad", la banda introduce al oyente en un clima asfixiante que se complementa con la letra, y en el que Fernández explota su poder lírico ("si es cierto que lo nuestro termina, si es cierto que hay que hacerle un final, entonces quiero que te lleves mi hombro izquierdo, que sin tu pelo no lo voy a usar jamás"); en "Puma Thurman" muestran como contar una historia, con dejos Bioycasarescos, en una canción; en "Caracol" y "Quiero" se despachan con rocanroles más setentoso; y en "Los muertos" homenajean a los mismos, como una señal más de que en el lado oscuro es donde se sienten cómodos.
A pesar de su sonido clásico, Acorazado se adapta a las nuevas generaciones y, sobre todo, a las actuales formas de distribución, y subió el disco a su página desde donde se puede bajar de forma totalmente gratuita, y legal (leer con el espacio, sino sonará como su antónimo). El link por acá.
En una época donde la multiplicidad y el mestizaje sonoro parece ser el paradigma, Acorazado decide romper los esquemas para volver a un formato/sonido clásico, y con (¿sólo?) tres instrumentos armar uno de mejores discos del año.
Con la fuerza interpretativa de Fernández, esa voz que mezcla el tango y el rock en el mismo registro, y que acompaña genialmente el fraseo de sus guitarras, apoyado en la sólida base que arman Esain/Ghazarossian, el trío se mueve dentro de una atmósfera oscura que le hace honor al nombre, tanto del disco como de la banda. Y dentro de ésta atmósfera, Acorazados muestra una gran capacidad para generar y transmitir una interesante variedad de climas, dándole/se el protagonismo necesario a cada uno para lograrlo. Así, en "La mitad", la banda introduce al oyente en un clima asfixiante que se complementa con la letra, y en el que Fernández explota su poder lírico ("si es cierto que lo nuestro termina, si es cierto que hay que hacerle un final, entonces quiero que te lleves mi hombro izquierdo, que sin tu pelo no lo voy a usar jamás"); en "Puma Thurman" muestran como contar una historia, con dejos Bioycasarescos, en una canción; en "Caracol" y "Quiero" se despachan con rocanroles más setentoso; y en "Los muertos" homenajean a los mismos, como una señal más de que en el lado oscuro es donde se sienten cómodos.
A pesar de su sonido clásico, Acorazado se adapta a las nuevas generaciones y, sobre todo, a las actuales formas de distribución, y subió el disco a su página desde donde se puede bajar de forma totalmente gratuita, y legal (leer con el espacio, sino sonará como su antónimo). El link por acá.
Etiquetas:
acorazado potemkin,
crítica,
discos,
mugre,
música
viernes, 23 de septiembre de 2011
"I'm with you", de Red Hot Chili Peppers
"I'm with you", es el nuevo disco de Red Hot Chili Peppers después de 5 años de silencio (sin editar en realidad), y tras una nueva salida de la banda del intermitente John Frusciante. En su lugar ingresó Josh Klinghoffer, un joven multiintrumentista amigo de Frusciante, que tiene en su haber participaciones con Gnarls Barkley, Beck y PJ Harvey, entre otros. Ya los primeros segundos del disco serán una distorsión de la guitarra de Klinghoffer como una bienvenida y presentación a la vez. Sin embargo, los que esperen encontrar a unos nuevo Peppers, que se vayan olvidando. De no ser por el impacto mediático (¿no será mucho?) que tuvo la salida de Frusciante, en lo que respecta al sonido, no hay mayores diferencias, al punto de que muchas de estas canciones se podrían poner en alguno de los últimos discos, y nadie sentiría que están fuera de contexto. Klinghoffer pareciera haber aprendido demasiado del ex guitarrista y (¿a pedido/orden de la banda?) lo pone todo en práctica.
Igualmente, esto no le quita mérito, ni hace menos interesante "I'm with you".
Hace años los Peppers encontraron su camino, y este disco se enmarca dentro del mismo, con la base del tándem asesino que forman Flea y Smith. Basta escuchar los primeros minutos de "Ethiopia" para ver como se entienden, o el final de la gema "Brendan's Death song", para notar como puede una batería tomar el protagonismo de una canción, donde lo importante no es pegar fuerte y mucho, sino lo justo y necesario. Todo esto adornado siempre con la voz de Anthony Kiedis, para el que parece no pasar el tiempo, y que se adapta a todo estilo.
Los puntos que le dan un toque distintivo a esta nueva etapa vendrán en los arreglos de pianos, a cargo de Flea y de Klinghoffer ("Police Station"), con Kiedis en un simil Eminem ("Even you, Brutus?"), con Flea en trompeta ("Did I let you know"), y con unos arreglos electrónicos en un cierre bailable que recuerda (made in Argentina) a las exploraciones babasonicas ("Factory of Faith"). Todo esto mezclado y, sobre todo, adaptado al sonido Peppers, hace que el disco tenga ciertos toques novedosos que, si bien no significan un renacer, demuestran que les quedan varios años de (buena) vida.
Igualmente, esto no le quita mérito, ni hace menos interesante "I'm with you".
Hace años los Peppers encontraron su camino, y este disco se enmarca dentro del mismo, con la base del tándem asesino que forman Flea y Smith. Basta escuchar los primeros minutos de "Ethiopia" para ver como se entienden, o el final de la gema "Brendan's Death song", para notar como puede una batería tomar el protagonismo de una canción, donde lo importante no es pegar fuerte y mucho, sino lo justo y necesario. Todo esto adornado siempre con la voz de Anthony Kiedis, para el que parece no pasar el tiempo, y que se adapta a todo estilo.
Los puntos que le dan un toque distintivo a esta nueva etapa vendrán en los arreglos de pianos, a cargo de Flea y de Klinghoffer ("Police Station"), con Kiedis en un simil Eminem ("Even you, Brutus?"), con Flea en trompeta ("Did I let you know"), y con unos arreglos electrónicos en un cierre bailable que recuerda (made in Argentina) a las exploraciones babasonicas ("Factory of Faith"). Todo esto mezclado y, sobre todo, adaptado al sonido Peppers, hace que el disco tenga ciertos toques novedosos que, si bien no significan un renacer, demuestran que les quedan varios años de (buena) vida.
Etiquetas:
crítica,
discos,
i'm with you,
Klinghoffer,
música,
red hot chili peppers
viernes, 16 de septiembre de 2011
"La parte de los ángeles", de Iván Noble
En su nuevo disco, "La parte de los ángeles", Iván Noble se estrena en la siempre prolífica faceta del recién separado. Así, al papel del eterno perdedor que tanto le gusta personificar (un perdedor con más victorias que muchos campeones), y que tan bien le queda desde las épocas Caballeras, se le suman nuevas vetas relacionadas con esta etapa: el melancólico ("De un solo lado del colchón"), el nuevo soltero, con algunas dosis machistas ("Si supiera cual es mi vaso"), y el despechado ("El chico de los mandados"), entre otros. Estas nuevas personalidades hacen que el disco transite dentro de un clima nostálgico, con once historias contadas (y cantadas) en primera persona, en un tono confesional.
De esta manera, el ex Caballeros de la Quema sigue explorando el rock cancionero, más cercanos a sus dos primeras placas, con algunos toques funky/jazzeros, de la mano de Mariano Otero que en esta oportunidad, además de ser el productor (había participado en "Dicho y hecho"), se hace cargo de las guitarras.
El disco además cuenta con varios invitados entre los que se destacan Fito Páez en "Parte por parte", canción que parece hecha especialmente para el rosarino, con reminiscencias a su música, Javier Malosetti en "Cuentas claras", y Sebastián Wainraich, que se despacha con uno de sus monólogos en "Ella se muere".
En "La parte de los ángeles", Noble convierte una crisis ("Oportuncrisis", diría Homero) en arte, siempre apoyado en la sólida base que le dan sus letras (por primera vez en su etapa solista, las canciones son todas suyas), con esa mezcla de tanguero/bohemio/rockero/hedonista, y, a pesar de tener algunos puntos flojos, demuestra ser uno de los cantautores más interesantes de la actualidad.
De esta manera, el ex Caballeros de la Quema sigue explorando el rock cancionero, más cercanos a sus dos primeras placas, con algunos toques funky/jazzeros, de la mano de Mariano Otero que en esta oportunidad, además de ser el productor (había participado en "Dicho y hecho"), se hace cargo de las guitarras.
El disco además cuenta con varios invitados entre los que se destacan Fito Páez en "Parte por parte", canción que parece hecha especialmente para el rosarino, con reminiscencias a su música, Javier Malosetti en "Cuentas claras", y Sebastián Wainraich, que se despacha con uno de sus monólogos en "Ella se muere".
En "La parte de los ángeles", Noble convierte una crisis ("Oportuncrisis", diría Homero) en arte, siempre apoyado en la sólida base que le dan sus letras (por primera vez en su etapa solista, las canciones son todas suyas), con esa mezcla de tanguero/bohemio/rockero/hedonista, y, a pesar de tener algunos puntos flojos, demuestra ser uno de los cantautores más interesantes de la actualidad.
Etiquetas:
caballeros de la quema,
crítica,
discos,
iván noble,
la parte de los ángeles,
música
viernes, 9 de septiembre de 2011
"Non Stop", de Dancing Mood
Dancing Mood acaba de editar el disco triple "Non Stop", uno de los proyectos más ambiciosos dentro de la escena local en años (por supuesto siempre viene a la memoria Calamaro en estos casos). Este nuevo material está formado por 46 canciones con las que intentan hacer una reconstrucción histórica del legado Ska mundial, que va de las raíces jamaiquinas hasta las nuevas voces.
Para esto, la big band argentina, además de contar con la participación de la Orquesta Deluxe, que los acompaña desde hace algunos años, invitó a grandes figuras extranjeras y nacionales, de forma tal de hacer más real el recorrido.
Así, en el primero de estos tres discos aparecen, Pauline Black ("Briston & Miami"), cantante de The Selecter y estandarte del 2 Tone; Dennis Bovell ("Chose me"), quién además estuvo a cargo de seleccionar algunos cantantes para la lista de temas elegida por Hugo Lobo para el disco; y Rico Rodriguez, considerado uno de los trombonistas más importantes de Jamaica, y que acá pone voz y trombón para una versión del irrompible "Wonderfull world". También pasarán autores de la talla de Charlie Parker ("Au Privave"), Chuck Mangione ("Feel so good"), Mile Davis ("Four") y Bob Marley ("Do you remember"). Entre los créditos locales se destaca la participación de “Maikel” de Kapanga en el tema que le da nombre a la trilogía, y que es de autoría de Lobo, y de Flavio Cianciarulo, que pone su bajo en dos temas ("Do Nothing", "Bristol & Miami").
Si bien se dice que la suma de figuras no hace un equipo, sino recuerden aquel Boca de Carlos Salvador Bilardo o el Atlanta de Oscar Martínez, en esta ocasión dichas figuras están acompañadas por una banda con una calidad musical que además de recordarlos, hace que se luzcan. Y esto es solo el principio.
Para esto, la big band argentina, además de contar con la participación de la Orquesta Deluxe, que los acompaña desde hace algunos años, invitó a grandes figuras extranjeras y nacionales, de forma tal de hacer más real el recorrido.
Así, en el primero de estos tres discos aparecen, Pauline Black ("Briston & Miami"), cantante de The Selecter y estandarte del 2 Tone; Dennis Bovell ("Chose me"), quién además estuvo a cargo de seleccionar algunos cantantes para la lista de temas elegida por Hugo Lobo para el disco; y Rico Rodriguez, considerado uno de los trombonistas más importantes de Jamaica, y que acá pone voz y trombón para una versión del irrompible "Wonderfull world". También pasarán autores de la talla de Charlie Parker ("Au Privave"), Chuck Mangione ("Feel so good"), Mile Davis ("Four") y Bob Marley ("Do you remember"). Entre los créditos locales se destaca la participación de “Maikel” de Kapanga en el tema que le da nombre a la trilogía, y que es de autoría de Lobo, y de Flavio Cianciarulo, que pone su bajo en dos temas ("Do Nothing", "Bristol & Miami").
Si bien se dice que la suma de figuras no hace un equipo, sino recuerden aquel Boca de Carlos Salvador Bilardo o el Atlanta de Oscar Martínez, en esta ocasión dichas figuras están acompañadas por una banda con una calidad musical que además de recordarlos, hace que se luzcan. Y esto es solo el principio.
miércoles, 24 de agosto de 2011
"Singularmente", de Pampa Yakuza
Fieles a su rito de un disco cada dos años ("Carnaval para tu desconsuelo" en 2003, "Orilla" en 2005, "Unicoysentido" en 2007, "Naturaleza revivir" en 2009), Pampa Yakuza acaba de editar "Singularmente". En este, la banda continúa ahondando en la variedad de ritmos de la que hicieron su estilo, con el rock y el reggae como línea principal, pero incorporando otros colores de la mano de carnavalitos, chacareras y candombe.
Ya los primeros acordes del disco ("Acertijos"), con el charango de Luciano Katz como apertura, es una muestra de la búsqueda constante de sonidos que caracteriza a la banda y de la heterogeneidad que le da la diversidad de voces. Incluso Katz, que ya había participado como compositor, en este se anima y se pone al frente unos minutos en "Alma en pena".
Dentro de esta variedad, y haciéndole honor a su pasado, Pampa incursiona en el ¿jazz?, ¿ska?, en "Mediotización", con su dura crítica a los medios ("mediatización, que idiotiza la razón. Llanura intelectual, stress express"), en la cumbia ("Que bien te va"), la chacarera ("Paisano del adoquín"), y el rock más cancionero, en la melancólica "Viejos conocidos".
Sin embargo, lo mejor aparecerá cuando el cantante, Hernán Saravia, se ponga introspectivo, y exorcice viejos (o no tanto) fantasmas en "Arlequines", unas de las gemas, no solo del disco sino de la historia de Pampa, que está musicalizada a la perfección, y que genera uno de los climas más intensos y oscuros del disco.
Con casi diez años de trayectoria, en este nuevo material, que cuenta con la producción de "Pepe" Céspedes y "Osky" Righi (Bersuit Vergarabat), Pampa Yakuza muestra una clara evolución en su sonido y se consolida como una de las bandas más importantes del under local.
Ya los primeros acordes del disco ("Acertijos"), con el charango de Luciano Katz como apertura, es una muestra de la búsqueda constante de sonidos que caracteriza a la banda y de la heterogeneidad que le da la diversidad de voces. Incluso Katz, que ya había participado como compositor, en este se anima y se pone al frente unos minutos en "Alma en pena".
Dentro de esta variedad, y haciéndole honor a su pasado, Pampa incursiona en el ¿jazz?, ¿ska?, en "Mediotización", con su dura crítica a los medios ("mediatización, que idiotiza la razón. Llanura intelectual, stress express"), en la cumbia ("Que bien te va"), la chacarera ("Paisano del adoquín"), y el rock más cancionero, en la melancólica "Viejos conocidos".
Sin embargo, lo mejor aparecerá cuando el cantante, Hernán Saravia, se ponga introspectivo, y exorcice viejos (o no tanto) fantasmas en "Arlequines", unas de las gemas, no solo del disco sino de la historia de Pampa, que está musicalizada a la perfección, y que genera uno de los climas más intensos y oscuros del disco.
Con casi diez años de trayectoria, en este nuevo material, que cuenta con la producción de "Pepe" Céspedes y "Osky" Righi (Bersuit Vergarabat), Pampa Yakuza muestra una clara evolución en su sonido y se consolida como una de las bandas más importantes del under local.
Etiquetas:
crítica,
discos,
música,
pampa yakuza,
singularmente
miércoles, 10 de agosto de 2011
“Alvy, Nacho y Rubin interpretan a Los Campos Magnéticos. Volumen 2”
El título era premonitorio: "Alvy, Nacho y Rubin interpretan a Los Campos Magnéticos. Volumen I". Y para los que conocen la obra original, "69 love songs" (disco triple), era aún más.
El trío formado por Alvy (Alvy Singer), Nacho Rodríguez (Onda Vaga) y Sebastián Rubin (Rubin y los Subtitulados) editó este año el "Volumen 2", en el que reinterpreta 13 canciones de Stephin Merritt, lider de The Magnetic Fields, y autor intelectual de "69 love songs". Para este material, también cuentan con la aprobación de Merritt e incluyen temas de otras obras como "La Plegaria de la Monja" del álbum Distortion, con la hermosa voz de Eugenia Brusa de Les Mentettes.
Este nuevo disco, si bien ya no cuenta con el factor sorpresa del "Volumen 1", sigue manteniendo los puntos altos. Por un lado, la ironía que caracteriza la prosa de Merritt se conserva a pesar del traspaso de idioma, y se hace más cercanas gracias a la argentinización de algunos términos. Por el otro, la variada instrumentación (guitarras, violín, cello, mandolina, banjo, ukelele, acordeón y cajón peruano, entre otros) genera una diversidad de climas que aporta para refleja el espíritu de cada tema.
El orden de las canciones pareciera contar una historia (¿disco conceptual?. Es mucho quizás, pero...) de una pareja en crisis ("No supe ver que me mirás como un extraño. Que me mirás y no me ves"), y como pasan por todos los pasos posteriores a la separación: El desamor ("Ya no te quiero más), la necesidad de un cambio ("Necesito un corazón nuevo"), y, sobre todo, por los momentos de tristeza y autoflagelación psicológica de la soledad en "No creo más en el sol" ("porque brilla en los demás y nunca sobre mí"), "Con quien bailar" ("Mi vida no tiene sentido ya, solo estoy buscando alguien con quien bailar"), "Besando cosas" ("Yo sigo besando al espejo pensando en vos"), "Infinitamente tarde" ("Y se hace más tarde, y yo estoy tan solo, y caigo muy hondo y profundo en mi pozo"), y "Que gracioso" ("Todos saben donde estás, menos yo"). En el gospel "Besame con ganas", hace su primera aparición Brusa (¿es la nueva chica o la anterior?) cantándole al señor en alguna de sus formas, y volverá en la mencionada "La plegaria de la monja" en la que contará sus deseos ocultos ("Quisiera ser tu camarera, y andar con poca ropa por ahí"). El final será feliz, o al menos en así parece: "Si pudieras saber todo lo que te extrañé, seguro vendrás a dormir y ojalá que luego al despertar lo hagamos como conejitos todo el día sin parar" ("Hagamos como los conejos"). O por ahí nada de esto pasa, y solo son un puñado de canciones que hablan de amor, desamor y más. Habrá que escuchar.
El trío formado por Alvy (Alvy Singer), Nacho Rodríguez (Onda Vaga) y Sebastián Rubin (Rubin y los Subtitulados) editó este año el "Volumen 2", en el que reinterpreta 13 canciones de Stephin Merritt, lider de The Magnetic Fields, y autor intelectual de "69 love songs". Para este material, también cuentan con la aprobación de Merritt e incluyen temas de otras obras como "La Plegaria de la Monja" del álbum Distortion, con la hermosa voz de Eugenia Brusa de Les Mentettes.
Este nuevo disco, si bien ya no cuenta con el factor sorpresa del "Volumen 1", sigue manteniendo los puntos altos. Por un lado, la ironía que caracteriza la prosa de Merritt se conserva a pesar del traspaso de idioma, y se hace más cercanas gracias a la argentinización de algunos términos. Por el otro, la variada instrumentación (guitarras, violín, cello, mandolina, banjo, ukelele, acordeón y cajón peruano, entre otros) genera una diversidad de climas que aporta para refleja el espíritu de cada tema.
El orden de las canciones pareciera contar una historia (¿disco conceptual?. Es mucho quizás, pero...) de una pareja en crisis ("No supe ver que me mirás como un extraño. Que me mirás y no me ves"), y como pasan por todos los pasos posteriores a la separación: El desamor ("Ya no te quiero más), la necesidad de un cambio ("Necesito un corazón nuevo"), y, sobre todo, por los momentos de tristeza y autoflagelación psicológica de la soledad en "No creo más en el sol" ("porque brilla en los demás y nunca sobre mí"), "Con quien bailar" ("Mi vida no tiene sentido ya, solo estoy buscando alguien con quien bailar"), "Besando cosas" ("Yo sigo besando al espejo pensando en vos"), "Infinitamente tarde" ("Y se hace más tarde, y yo estoy tan solo, y caigo muy hondo y profundo en mi pozo"), y "Que gracioso" ("Todos saben donde estás, menos yo"). En el gospel "Besame con ganas", hace su primera aparición Brusa (¿es la nueva chica o la anterior?) cantándole al señor en alguna de sus formas, y volverá en la mencionada "La plegaria de la monja" en la que contará sus deseos ocultos ("Quisiera ser tu camarera, y andar con poca ropa por ahí"). El final será feliz, o al menos en así parece: "Si pudieras saber todo lo que te extrañé, seguro vendrás a dormir y ojalá que luego al despertar lo hagamos como conejitos todo el día sin parar" ("Hagamos como los conejos"). O por ahí nada de esto pasa, y solo son un puñado de canciones que hablan de amor, desamor y más. Habrá que escuchar.
Etiquetas:
Alvy,
Alvy Singer,
los campos magnéticos,
Merritt,
Nacho,
Rubin,
Stephin,
The Magnetic Fields,
volumen 2
viernes, 5 de agosto de 2011
"La calesita de Mamanis", de Las Manos de Filippi
Agrupación Mamanis es uno de los tantos proyectos alternativos de Las Manos de Filippi que, abocado a las cumbias alucinógenas, en 1996 editó su primer (y único) disco, "Reír por no llorar", en el que apareció el exitoso "Himno del cucumelo". En 2008, con la participación de varias bandas como Fauna, Kumbia Queers, Imperio Diablo y Aztecas Tupro, hubo una reedición olvidable que llamaron "Remix por no llorar".
"La calesita de Mamanis" es el nuevo disco de Las Manos en el que se fusiona el espíritu contestatario que los caracteriza, con un estilo más cercano a aquel proyecto alucinógeno, y que resulta en un combo de ritmos festivos y letras irónicas.
En este material, la banda liderada por Hernán "Cabra" de Vega reedita algunos de sus clásicos dispersos en sus diferentes proyectos y los revitaliza con un sonido actual. Así, pasan el grandioso "Jesús, el de la cruz", de "Las manos santas van a misa", "Borracho 14" de Che Chino ("Tango Argenchino", 2001), otro de sus proyectos, en esta oportunidad con la presencia del "Mono" y "Maikel" de Kapanga, y "El hincha pelotas", canción de autoría del Cabra, que se hizo conocida por medio de Los Tipitos.
Pero claro, también hay tiempo para nuevas situaciones y personajes como "Mountain Bike", con la participación de Jorge Serrano (y Brenda Asnicar en el video), corte del disco, "Un cagado en el bondi" que contará las diferencias de desgraciarse en la ciudad o en un pueblo, "El Patovica", que castigará al testigo que lo vio diciéndole a su perro salchicha "Venga con papá", y "La cumbia del peatón", en la que descargará toda su violencia contra la bocina (y algún palo para el Estado, como para no perder la costumbre).
Además, para no olvidar su lado más comprometido, el disco está acompañado del DVD "La tele no alcanza", en el que la banda muestra sus diferentes actividades sociales entre las que se encuentra el show de Plaza de Mayo en repudio al asesinato de Mariano Ferreyra, su participación en Honduras en el festival Voces contra el golpe, y sus colaboraciones con Zack de la Rocha, de Rage Agains The Machine, y Rene, de Calle 13.
"La calesita de Mamanis" es el nuevo disco de Las Manos en el que se fusiona el espíritu contestatario que los caracteriza, con un estilo más cercano a aquel proyecto alucinógeno, y que resulta en un combo de ritmos festivos y letras irónicas.
En este material, la banda liderada por Hernán "Cabra" de Vega reedita algunos de sus clásicos dispersos en sus diferentes proyectos y los revitaliza con un sonido actual. Así, pasan el grandioso "Jesús, el de la cruz", de "Las manos santas van a misa", "Borracho 14" de Che Chino ("Tango Argenchino", 2001), otro de sus proyectos, en esta oportunidad con la presencia del "Mono" y "Maikel" de Kapanga, y "El hincha pelotas", canción de autoría del Cabra, que se hizo conocida por medio de Los Tipitos.
Pero claro, también hay tiempo para nuevas situaciones y personajes como "Mountain Bike", con la participación de Jorge Serrano (y Brenda Asnicar en el video), corte del disco, "Un cagado en el bondi" que contará las diferencias de desgraciarse en la ciudad o en un pueblo, "El Patovica", que castigará al testigo que lo vio diciéndole a su perro salchicha "Venga con papá", y "La cumbia del peatón", en la que descargará toda su violencia contra la bocina (y algún palo para el Estado, como para no perder la costumbre).
Además, para no olvidar su lado más comprometido, el disco está acompañado del DVD "La tele no alcanza", en el que la banda muestra sus diferentes actividades sociales entre las que se encuentra el show de Plaza de Mayo en repudio al asesinato de Mariano Ferreyra, su participación en Honduras en el festival Voces contra el golpe, y sus colaboraciones con Zack de la Rocha, de Rage Agains The Machine, y Rene, de Calle 13.
viernes, 22 de julio de 2011
"Salmonalipsis Now", de Andrés Calamaro
Dentro de los festejos por los 10 años de la edición de "El Salmón", que arrancaron el año pasado con la edición virtual de un disco con 18 temas "ineditóxicos", y el regreso a las épocas de verborragia musical radiosalmónicas que se plasmó en la subida de covers varios a su blog, Andrés Calamaro acaba de editar "Salmonalipsis Now".
En este, el ex Rodríguez resume su quíntuple obra (103 temas), en un disco doble con 54 canciones, 49 que formaban parte de "El Salmón" y 5 nuevas. Aunque, en realidad, decirles nuevas no es del todo cierto, ya que una es el clásico Redondo "Superlógico", y "Feliz cumpleaños" ya había aparecido en el disco original, versión instrumental ("H.M.Q.D.E.P.") Entre estos temas, el más destacado, y que mantiene el espíritu de aquellos años, es "Música lenta", una oda a este tipo de música y sus efectos.
Por lo tanto, lo más interesante de esta nueva edición está en el revisionismo que, sobre todo para los que solo se quedaron con el primer "dedo", que se vendía por separado, o los que nunca se animaron a entrar en el mundo salmón, encontrarán viejas gemas que estaban en el resto de los discos como "La verdadera libertad" (que les sonará conocida), "Jugando al límite", "Aguas peligrosas" o la visceral "Un poco de diente por diente", sumadas a los ya grandes clásicos "El Salmón", "Días distintos", "Tuyo siempre" (en su hermosa versión original), "No se olvidar" y la oscura "Tu pavada", entre otras.
Como contraposición, los viejos salmoneros no encontrarán novedad alguna más que los temas mencionados ("Ringo y Alberto" y "Mi nariz" completan las 5), y una reversión olvidable del grandioso "All you need is pop".
En este, el ex Rodríguez resume su quíntuple obra (103 temas), en un disco doble con 54 canciones, 49 que formaban parte de "El Salmón" y 5 nuevas. Aunque, en realidad, decirles nuevas no es del todo cierto, ya que una es el clásico Redondo "Superlógico", y "Feliz cumpleaños" ya había aparecido en el disco original, versión instrumental ("H.M.Q.D.E.P.") Entre estos temas, el más destacado, y que mantiene el espíritu de aquellos años, es "Música lenta", una oda a este tipo de música y sus efectos.
Por lo tanto, lo más interesante de esta nueva edición está en el revisionismo que, sobre todo para los que solo se quedaron con el primer "dedo", que se vendía por separado, o los que nunca se animaron a entrar en el mundo salmón, encontrarán viejas gemas que estaban en el resto de los discos como "La verdadera libertad" (que les sonará conocida), "Jugando al límite", "Aguas peligrosas" o la visceral "Un poco de diente por diente", sumadas a los ya grandes clásicos "El Salmón", "Días distintos", "Tuyo siempre" (en su hermosa versión original), "No se olvidar" y la oscura "Tu pavada", entre otras.
Como contraposición, los viejos salmoneros no encontrarán novedad alguna más que los temas mencionados ("Ringo y Alberto" y "Mi nariz" completan las 5), y una reversión olvidable del grandioso "All you need is pop".
Etiquetas:
andrés calamaro,
crítica,
discos,
el salmón,
música,
salmonalipsis now
miércoles, 13 de julio de 2011
"Material defectuoso", de Extremoduro
Extremoduro irrumpió en la escena del rock español hace ya más de 20 años con su autodenominado rock transgresivo (nombre también del disco debut), mezcla de transgresor, progresivo y agresivo, que se hacía presente tanto en las letras de Roberto "Robe" Iniesta (es de escucha cuasi obligatoria "Jesucristo García", himno apócrifo de esas primeras épocas) y en su fuerza demoledora como power trío con guitarra al frente.
Este año, ya con su sexta formación (la misma desde 1997), acaba de editar su decimoprimer disco (décimo de estudio), "Material defectuoso". En este, Extremoduro parece haberse alejado de su época más podrida para dedicarse a un rock progresivo mid-tempo, más cercano a "La ley innata", su trabajo anterior, y del que ya había dado muestra en pequeñas dosis a lo largo de toda su obra.
La incursión en la literatura ("El viaje íntimo de la locura") de "Robe", parece haberle dejado rastros y, sobre todo, ganas de escribir, ya que en estos últimos trabajos muestra extensas (e interesantes) letras, que resultan en canciones largas ("Material defectuoso" con solo 6 temas dura 43 minutos) en las que la banda aprovecha para lucirse, y mostrar una gran versatilidad, modificando el rumbo y cambiando los ritmos dentro de las mismas canciones, con el valor agregado de buenos arreglos de vientos y cuerdas, que les dan un color diferente.
Si bien el lado sucio y desprolijo de los primeros años de Extremoduro fue lo que los hizo conocidos, este nuevo costado, más dedicado a la canción, tiene su encanto, y muestra una banda más madura, aunque siempre con esa rebeldía juvenil que los caracteriza (y que tanto gusta).
Este año, ya con su sexta formación (la misma desde 1997), acaba de editar su decimoprimer disco (décimo de estudio), "Material defectuoso". En este, Extremoduro parece haberse alejado de su época más podrida para dedicarse a un rock progresivo mid-tempo, más cercano a "La ley innata", su trabajo anterior, y del que ya había dado muestra en pequeñas dosis a lo largo de toda su obra.
La incursión en la literatura ("El viaje íntimo de la locura") de "Robe", parece haberle dejado rastros y, sobre todo, ganas de escribir, ya que en estos últimos trabajos muestra extensas (e interesantes) letras, que resultan en canciones largas ("Material defectuoso" con solo 6 temas dura 43 minutos) en las que la banda aprovecha para lucirse, y mostrar una gran versatilidad, modificando el rumbo y cambiando los ritmos dentro de las mismas canciones, con el valor agregado de buenos arreglos de vientos y cuerdas, que les dan un color diferente.
Si bien el lado sucio y desprolijo de los primeros años de Extremoduro fue lo que los hizo conocidos, este nuevo costado, más dedicado a la canción, tiene su encanto, y muestra una banda más madura, aunque siempre con esa rebeldía juvenil que los caracteriza (y que tanto gusta).
Etiquetas:
crítica,
discos,
extremoduro,
material defectuoso,
música,
robe iniesta
miércoles, 29 de junio de 2011
"Nueva ola", de Señor Flavio
"Nueva ola" es el primer disco de Señor Flavio, el nuevo proyecto solista de Flavio Cianciarulo, bajista de Los Fabulosos Cadillacs, que, al igual que en Misterio, es acompañado por su hijo Astor en batería. Párrafo aparte (oración mejor) para el pequeño Cianciarulo (13 años) que, a su corta edad, muestra estar a la altura de la circunstancia.
El nombre del disco hace referencia al New wave, estilo derivado del punk con tintes reggae/ska que fue furor a fines de los '70 y los '80, y que Flavio intenta revitalizar con un sonido actual.
Pero a pesar de que las 12 canciones que componen "Nueva ola" transmiten un clima relajado y playero, bien a lo Cianciarulo, lo hacen dentro de una monotonía, y un combo de ritmos pegadizos y letras simples que no dejan que el disco despegue del todo. Incluso Flavio se hace cargo, sobre todo de las letras, en "Malos tiempos para las buenas canciones", uno de los mejores temas, en el que se pone (¿auto?) crítico de la música actual: "Malos tiempos para las buenas canciones, que ha pasado, nos hemos enfriado. Los bohemios andamos desangelados (...) Mucho poeta, tan poca poesía en el Facebook. Son malos tiempos".
Los momentos más interesantes llegarán de la mano (o la voz) de los invitados que le brindan un color diferente con sus interpretaciones: Wallas (Massacre) en "Olas", Manuel Quieto (Mancha de Rolando) en "Doctor" y Guillermo Bonetto (Los Cafres) en "Dulce Babalú", donde se luce en un registro muy distinto al acostumbrado.
El nombre del disco hace referencia al New wave, estilo derivado del punk con tintes reggae/ska que fue furor a fines de los '70 y los '80, y que Flavio intenta revitalizar con un sonido actual.
Pero a pesar de que las 12 canciones que componen "Nueva ola" transmiten un clima relajado y playero, bien a lo Cianciarulo, lo hacen dentro de una monotonía, y un combo de ritmos pegadizos y letras simples que no dejan que el disco despegue del todo. Incluso Flavio se hace cargo, sobre todo de las letras, en "Malos tiempos para las buenas canciones", uno de los mejores temas, en el que se pone (¿auto?) crítico de la música actual: "Malos tiempos para las buenas canciones, que ha pasado, nos hemos enfriado. Los bohemios andamos desangelados (...) Mucho poeta, tan poca poesía en el Facebook. Son malos tiempos".
Los momentos más interesantes llegarán de la mano (o la voz) de los invitados que le brindan un color diferente con sus interpretaciones: Wallas (Massacre) en "Olas", Manuel Quieto (Mancha de Rolando) en "Doctor" y Guillermo Bonetto (Los Cafres) en "Dulce Babalú", donde se luce en un registro muy distinto al acostumbrado.
Etiquetas:
crítica,
discos,
Flavio Cianciarulo,
los fabulosos cadillacs,
música,
nueva ola
miércoles, 15 de junio de 2011
"A propósito", de Babasonicos
Hay un eterno debate entre los seguidores y críticos de música al escuchar un disco nuevo de una banda con alguna trayectoria. Si en las nuevas canciones reconocen algún sonido similar a lo anterior, saldrán rápidamente indignados a vapulearla al grito de "siempre lo mismo". Por otro lado, si la banda explora otros caminos, ritmos o un acorde diferente a lo acostumbrado, ahí ya la cosa se pondrá más brava, y le saltarán al cuello enojados, esgrimiendo que "se vendieron, que cambiaron, caretas", y epítetos similares (es cierto que algunas parecieran haberlo hecho, pero eso es para otro artículo o para una hermosa discusión a altas horas de la madrugada)
Babasonicos, en sus más de 20 años de carrera, hizo caso omiso a estos debates, y se dedicó a hacer lo que quería; Cambiar o seguir el mismo camino, siempre acorde a su antojo.
"A propósito", su nuevo trabajo, sigue en la línea de sus discos post "Jessico" con esa mezcla de pop cancionero/bailable/glamoroso con algunos rastros rockeros.
En esta contexto, el rock (rock a lo Babasonicos, claro) se hace presente en "Fiesta popular", que con su ritmo y letra plagada de ironía dargeliana ("Chicas ricas, no le tengan miedo, esto es solo una fiesta popular") se perfila como posible hit. También el pop más electrónico aparecerá en canciones que mutan en sí mismas de forma casi hipnótica ("Tormento", "Muñeco de Haití").
Sin embargo, lo mejor vendrá cuando la voz de Dárgelos tome la posta, se funda con la melodía y, apoyada en su prosa, en algunos casos genial ("Pon un precio a tus anhelos y buscame hacia el final de la noche por un rio de escotes con la lágrima cruda comprendiendo lo que nos faltó decir"), en otros más simple ("Quiero que te saques la ropa y que sigas siendo mala en pelotas porque sí"), generen los momentos más intensos del disco ("Flora y fauno", "En Privado", "Barranca abajo", "Chisme de zorro")
A pesar de que ya no cuentan con el factor sorpresa de sus primeras épocas, Babasonicos sigue firme en su camino de exploración (o de re-exploración) del que hizo un estilo, y, novedoso o no, lo hace con un gran nivel.
Babasonicos, en sus más de 20 años de carrera, hizo caso omiso a estos debates, y se dedicó a hacer lo que quería; Cambiar o seguir el mismo camino, siempre acorde a su antojo.
"A propósito", su nuevo trabajo, sigue en la línea de sus discos post "Jessico" con esa mezcla de pop cancionero/bailable/glamoroso con algunos rastros rockeros.
En esta contexto, el rock (rock a lo Babasonicos, claro) se hace presente en "Fiesta popular", que con su ritmo y letra plagada de ironía dargeliana ("Chicas ricas, no le tengan miedo, esto es solo una fiesta popular") se perfila como posible hit. También el pop más electrónico aparecerá en canciones que mutan en sí mismas de forma casi hipnótica ("Tormento", "Muñeco de Haití").
Sin embargo, lo mejor vendrá cuando la voz de Dárgelos tome la posta, se funda con la melodía y, apoyada en su prosa, en algunos casos genial ("Pon un precio a tus anhelos y buscame hacia el final de la noche por un rio de escotes con la lágrima cruda comprendiendo lo que nos faltó decir"), en otros más simple ("Quiero que te saques la ropa y que sigas siendo mala en pelotas porque sí"), generen los momentos más intensos del disco ("Flora y fauno", "En Privado", "Barranca abajo", "Chisme de zorro")
A pesar de que ya no cuentan con el factor sorpresa de sus primeras épocas, Babasonicos sigue firme en su camino de exploración (o de re-exploración) del que hizo un estilo, y, novedoso o no, lo hace con un gran nivel.
Etiquetas:
a proposito,
babasonicos,
crítica,
discos,
música
viernes, 3 de junio de 2011
"Let them talk", de Hugh Laurie
La incursión de ciertas personalidades en una disciplina diferente a la cual los hizo conocido genera casi siempre algunos resquemores y prejuicios. Estos se ven acrecentados cuando el paso es de cualquier actividad hacia la música (casi siempre al canto). A decir verdad, la fauna local no ayuda mucho. Con solo recordar los casos emblemáticos de Nicole Neumann, Ileana Calabró y Belén Franchese, uno ni lo intentaría. Es verdad que estos son los más llamativos (y no de la mejor manera), pero ayudan a la contraposición.
En este caso, el que se animó al paso fue Hugh Laurie, más conocido como el satánico Doctor House. Laurie, actor, escritor ("The gun seller", 1996) y comediante, ya había participado como tecladista en Band From TV, un grupo de rock formado completamente por actores de series norteamericanas entre los que se encuentran Jesse Gordon Spencer (Dr. Robert Chase en Dr. House), Gregory Phillip Grunberg (Matt Parkman en Héroes), y Adrian Pasdar (Nathan Petrelli en Héroes). También había mostrado sus dotes musicales en algunos capítulos de la serie que lo hizo conocido.
Pero en "Let them talk", su disco debut, Laurie homenajea al blues de New Orleans, y para los que les (nos) quedaba alguna duda, lo hace más que bien. Basta escuchar, luego de una gran introducción, la explosión de la voz del Dr. House en una hermosa versión de "St. James Infirmary" para convencerse de lo bien que encaja en el estilo. Y ya que las luces del disco caerán más que nada en él, cabe destacar que no solo canta bien, sino que además toca el piano y la guitarra. Claro que cuenta con el respaldo de una banda de sesionistas que suenan a la perfección, y que dejan todo sembrado para que se luzca.
De esta manera pasarán Louis Armstrong, Lead Belly, Ray Charles y James Booker, entre otros. Una buena selección de clásicos que, al venir de una voz conocida, puede funcionar como una puerta de entrada para los que no son tan amantes del blues o como una mirada diferente para los viejos bluseros.
Acorde a su personalidad/personaje irónico, Laurie dijo acerca de su disco y su nueva faceta: “No comprás pescado en el dentista o le pedís al plomero consejo financiero, entonces ¿por qué escuchar a un actor que canta? La respuesta es: No hay respuesta. Si te importan el origen, la procedencia y la genealogía, entonces deberías buscar en otro lado, no tengo nada para ofrecerte, nada que te interese". No le presten atención. Vale la pena escucharlo.
En este caso, el que se animó al paso fue Hugh Laurie, más conocido como el satánico Doctor House. Laurie, actor, escritor ("The gun seller", 1996) y comediante, ya había participado como tecladista en Band From TV, un grupo de rock formado completamente por actores de series norteamericanas entre los que se encuentran Jesse Gordon Spencer (Dr. Robert Chase en Dr. House), Gregory Phillip Grunberg (Matt Parkman en Héroes), y Adrian Pasdar (Nathan Petrelli en Héroes). También había mostrado sus dotes musicales en algunos capítulos de la serie que lo hizo conocido.
Pero en "Let them talk", su disco debut, Laurie homenajea al blues de New Orleans, y para los que les (nos) quedaba alguna duda, lo hace más que bien. Basta escuchar, luego de una gran introducción, la explosión de la voz del Dr. House en una hermosa versión de "St. James Infirmary" para convencerse de lo bien que encaja en el estilo. Y ya que las luces del disco caerán más que nada en él, cabe destacar que no solo canta bien, sino que además toca el piano y la guitarra. Claro que cuenta con el respaldo de una banda de sesionistas que suenan a la perfección, y que dejan todo sembrado para que se luzca.
De esta manera pasarán Louis Armstrong, Lead Belly, Ray Charles y James Booker, entre otros. Una buena selección de clásicos que, al venir de una voz conocida, puede funcionar como una puerta de entrada para los que no son tan amantes del blues o como una mirada diferente para los viejos bluseros.
Acorde a su personalidad/personaje irónico, Laurie dijo acerca de su disco y su nueva faceta: “No comprás pescado en el dentista o le pedís al plomero consejo financiero, entonces ¿por qué escuchar a un actor que canta? La respuesta es: No hay respuesta. Si te importan el origen, la procedencia y la genealogía, entonces deberías buscar en otro lado, no tengo nada para ofrecerte, nada que te interese". No le presten atención. Vale la pena escucharlo.
Etiquetas:
crítica,
discos,
dr house,
hugh laurie,
let them talk,
música
viernes, 27 de mayo de 2011
“El progreso”, de Pablo Dacal
El cantautor Pablo Dacal acaba de editar su debut solista, "El Progreso". Aunque en realidad, hablar de solista es faltar un poco a la verdad.
Luego de encabezar a La Orquesta de Salón con la que editó dos álbumes ("13 Grandes Éxitos" en 2005 y "La Era del Sonido" en 2008), parece haberle quedado el vicio de la orquesta y convocó a más de 20 músicos (entre los que se encuentran el guitarrista Carlos Vandera, el multiinstrumentista y productor Ezequiel Cutaia, y las participaciones estelares de Fito Páez, Palo Pandolfo y Fernando Samalea) y una cantidad similar de instrumentos.
De esta manera, Pablo Dacal y cía. se sumergen en una variedad sonora y estilística en la que predomina un clima melancólico, acrecentado por la fuerte presencia de guitarras acústicas y las letras ad hoc (“Puede ser, es verdad, este mundo quiere terminar, mientras te vas de mí").
Dentro de un pop cancionero, Dacal (y cía., claro) se lucen mostrando una gran versatilidad adornada a la perfección por la diversidad de arreglos que incluyen vientos, cuerdas y percusión de todo tipo. Así el disco muta de la crudeza pura de "Mi Voz" a la experimentación lisérgica de "Psicomagia", pasando por momentos intimistas (“Intenso momento creativo”, “La respuesta”), y algunos festivos como en “Lo que está sonando”, tema con reminiscencias del Páez (con participación del mismo) de “El mundo cabe en una canción”, y a quién citará, inconscientemente o no, en “Canción de hoy” (“Mi mundo es una canción”). Y es este último concepto el que pareciera querer explotar Dacal: la canción como contadora de historia, como declaradora de principios, como reflejo de la vida (propia y ajena). La canción como progreso.
Luego de encabezar a La Orquesta de Salón con la que editó dos álbumes ("13 Grandes Éxitos" en 2005 y "La Era del Sonido" en 2008), parece haberle quedado el vicio de la orquesta y convocó a más de 20 músicos (entre los que se encuentran el guitarrista Carlos Vandera, el multiinstrumentista y productor Ezequiel Cutaia, y las participaciones estelares de Fito Páez, Palo Pandolfo y Fernando Samalea) y una cantidad similar de instrumentos.
De esta manera, Pablo Dacal y cía. se sumergen en una variedad sonora y estilística en la que predomina un clima melancólico, acrecentado por la fuerte presencia de guitarras acústicas y las letras ad hoc (“Puede ser, es verdad, este mundo quiere terminar, mientras te vas de mí").
Dentro de un pop cancionero, Dacal (y cía., claro) se lucen mostrando una gran versatilidad adornada a la perfección por la diversidad de arreglos que incluyen vientos, cuerdas y percusión de todo tipo. Así el disco muta de la crudeza pura de "Mi Voz" a la experimentación lisérgica de "Psicomagia", pasando por momentos intimistas (“Intenso momento creativo”, “La respuesta”), y algunos festivos como en “Lo que está sonando”, tema con reminiscencias del Páez (con participación del mismo) de “El mundo cabe en una canción”, y a quién citará, inconscientemente o no, en “Canción de hoy” (“Mi mundo es una canción”). Y es este último concepto el que pareciera querer explotar Dacal: la canción como contadora de historia, como declaradora de principios, como reflejo de la vida (propia y ajena). La canción como progreso.
Etiquetas:
crítica,
discos,
El Progreso,
música,
Pablo Dacal
viernes, 13 de mayo de 2011
"¿Y ahora qué hacemos?", de Jarabe de Palo
Cuesta imaginar que la frase de Paul Donés, líder de Jarabe de Palo, "Este es el disco más rockero de la banda", sea cierta, luego de escuchar el corte del mismo: una versión cancionera del hit salsero "Yo la quiero a morir" con Alejandro Sanz como invitado.
Pero algo de razón tiene. Siempre, claro, dentro de los parametros rockeros que de Jarabe de Palo se pueden esperar: una mezcla de slow rock/pop con letras que a veces cruzan la delgada línea que separa la sensibilidad de la cursilería extrema. "¡Yep!", tema que abre el disco es una buena muestra del estilo característico de la banda española y, sobre todo, de cuando cruzan esa línea ("Vi pasar la vida entera por delante de mi cargada de razones buenas para estar contento, para ser feliz. Pero estaba tan jodido que me gritó ¡Yep! y no me moví").
En "¿Y ahora qué hacemos?", septimo disco de estudio de JDP, la banda se mueve entre altibajos y lagunas que consiguen tomar vuelo cuando las letras ahondan en diferentes formas de autocrítica e instrospección ("Soy un bicho", "Breve historia de un músico persona", "Tu me hacías sonreir"), y/o apoyadas en las buenas interpretaciones de los invitados (Joaquín Sabina y Carlos Tarque de M Clan en "Hice mal algunas cosas", y Antonio Orozco en "Frío"). No hay mucho más que eso.
Pero algo de razón tiene. Siempre, claro, dentro de los parametros rockeros que de Jarabe de Palo se pueden esperar: una mezcla de slow rock/pop con letras que a veces cruzan la delgada línea que separa la sensibilidad de la cursilería extrema. "¡Yep!", tema que abre el disco es una buena muestra del estilo característico de la banda española y, sobre todo, de cuando cruzan esa línea ("Vi pasar la vida entera por delante de mi cargada de razones buenas para estar contento, para ser feliz. Pero estaba tan jodido que me gritó ¡Yep! y no me moví").
En "¿Y ahora qué hacemos?", septimo disco de estudio de JDP, la banda se mueve entre altibajos y lagunas que consiguen tomar vuelo cuando las letras ahondan en diferentes formas de autocrítica e instrospección ("Soy un bicho", "Breve historia de un músico persona", "Tu me hacías sonreir"), y/o apoyadas en las buenas interpretaciones de los invitados (Joaquín Sabina y Carlos Tarque de M Clan en "Hice mal algunas cosas", y Antonio Orozco en "Frío"). No hay mucho más que eso.
Etiquetas:
¿Y ahora qué hacemos?,
crítica,
discos,
jarabe de palo,
música
miércoles, 13 de abril de 2011
"Angles", de The Strokes
"Angles", es el nuevo disco de The Strokes, tras 5 años de separación, años que sirvieron para la cosecha de buenos trabajos de los diferentes proyectos de casi todos los integrantes: Julian Casablanca, y su correcto debut solista "Prhazes For The Young" (2009), y el segundo álbum de Albert Hammond Jr, "Como te llama" (2008). Aunque los dos trabajos más interesantes estuvieron en manos del bajista Nikolai Fraiture y su banda Nickel Eye ("The Time of the Assassins", 2009), y de Little Joy, proyecto de rock/bossanova del baterista Fabrizio Moretti, y su disco homónimo de 2008.
En esta nueva etapa, los Strokes vuelven al rock neoyorkino/garagero con el que trascendieron en el 2001 con el grandioso "Is this it". Con un comienzo popero ("Machu Picchu"), la cosa se empieza a poner buena en la segunda canción, "Under Cover of Darkness", el corte del disco, en el que el genoma stroke aparece en su plenitud. De ahí en adelante, las guitarras empiezan a imponerse y junto a la gran interpretación característica de Casablancas regalan algunos grandes momentos, como en la oscura "Metabolism" ("Silenciosamente obsesionado con la muerte"), en "Gratisfaction", adornada con un coro con reminiscencias a Queen, y por supuesto en los temas más Strokes como "Taken for a fool" y "Life is simple in the moonlight", la mejor letra del disco.
A pesar de que el sonido de The Strokes no cuenta con la frescura y novedad que tuvo en los primeros años, “Angles” es un muy buen disco que marca el regreso del quinteto, y confirma por qué fueron una de las bandas más importantes de la década 00.
Etiquetas:
angles,
crítica,
discos,
música,
the strokes
martes, 15 de marzo de 2011
"Different Gear, Still Speeding", de Beady Eye
Muchas expectativas generaba la salida del disco debut de Beady Eye, la nueva banda liderada por Liam Gallagher (que incluye a los también ex Oasis Gem Archer, Andy Bell y Chris Sharrock), tras el alejamiento de Noel, el motor más importante a la hora de componer en la banda que compartían los hermanos. Y la separación de los Gallagher era una de los aspectos que acrecentaba estas expectativas. Era el momento de que Liam demostrara si era solo un gran frontman, con un ego acorde, o si estaba para más.
En "Different Gear, Still Speeding", Liam y cía. desestiman todas las dudas y demuestran estar a la altura de la circunstancias. Con un sonido que no permite separarlos de Oasis y sus baladas históricas ("Kill for a dream", "The morning son"), y cada vez menos de The Beatles ("Millonaire", "For anyone"), apoyados en la gran interpretación de Liam que (¿qué mejor calificativo?) con los años se va poniendo más Lennon (escuchar "The Roller" y no relacionarlo con el líder beatle es imposible), Beady Eye tiene un debut más que promisorio. Eso sí. Para acercarse al nivel de prosa de Noel, en este nuevo proyecto comparten responsabilidades compositivas el menor de los Gallagher, Archer y Bell. Y está bien.
En "Different Gear, Still Speeding", Liam y cía. desestiman todas las dudas y demuestran estar a la altura de la circunstancias. Con un sonido que no permite separarlos de Oasis y sus baladas históricas ("Kill for a dream", "The morning son"), y cada vez menos de The Beatles ("Millonaire", "For anyone"), apoyados en la gran interpretación de Liam que (¿qué mejor calificativo?) con los años se va poniendo más Lennon (escuchar "The Roller" y no relacionarlo con el líder beatle es imposible), Beady Eye tiene un debut más que promisorio. Eso sí. Para acercarse al nivel de prosa de Noel, en este nuevo proyecto comparten responsabilidades compositivas el menor de los Gallagher, Archer y Bell. Y está bien.
Etiquetas:
beady eye,
crítica,
Different Gear,
discos,
liam gallagher,
música,
Still Speeding
viernes, 4 de marzo de 2011
"The King Of Limbs", de Radiohead
La banda mimada del rock (en algunas de sus modalidades) ha vuelto al ruedo. Tras 4 años de silencio ("In Rainbows", 2007), Radiohead vuelve con "The King of Limbs", su octava placa de estudio. Si bien el disco no tiene grandes novedades, y, sin duda, no es lo mejor que han hecho, en los 8 temas que lo componen (se rumorea que habrá una segunda parte que lo complete) se pueden vislumbrar algunos destellos del potencial de la banda. Eso sí, hay que darle varias oportunidades.
"Little by little", es un claro ejemplo de esto, con la gran prosa sufrida de Yorke en su máxima
expresión ("Turn to nasty now, The dark cell, The pit of my soul, The last one out of the box, The one who broke this spell") sobre una base bien oscura (¡qué sorpresa!). Pero los puntos más interesantes llegan de la mitad del disco para adelante, cuando se alejan de su lado experimental/alternativo y se vuelcan a la canción más pura, en la que la voz y la melodía (con piano y guitarras acústicas incluidas) van de la mano ("Codex", "Give up the ghost"). Una mano desgarradora, claro.
"Little by little", es un claro ejemplo de esto, con la gran prosa sufrida de Yorke en su máxima
expresión ("Turn to nasty now, The dark cell, The pit of my soul, The last one out of the box, The one who broke this spell") sobre una base bien oscura (¡qué sorpresa!). Pero los puntos más interesantes llegan de la mitad del disco para adelante, cuando se alejan de su lado experimental/alternativo y se vuelcan a la canción más pura, en la que la voz y la melodía (con piano y guitarras acústicas incluidas) van de la mano ("Codex", "Give up the ghost"). Una mano desgarradora, claro.
Etiquetas:
crítica,
discos,
música,
radiohead,
the king of limbs
viernes, 25 de febrero de 2011
"Lo mismo se entiende", de Confucionistas
"Lo mismo se entiende" es el segundo disco de Confucionistas. En este, la banda, originalmente conocida como Daney & Confucionistas, sigue explorando la variedad de ritmos (rock, ska, bossa, reggae, tarantela, chanson) que había mostrado en su primera placa, “Probables éxitos, Vol. 1" (2006), aunque esta vez, al menos en la primera parte, llevándolos a límites más rockeros, tanto en compases como en personajes (místicos, drogadictos y ladrones). Claro que después vendrá el tiempo para bajar (en ambos aspectos también), y aparecerá el costado más sensible (“Teresita”, “Vicky”, “Casanova”). Y si de bajar hablamos que mejor que contar con la melancólica voz de Víctor Heredia en la hermosa “Vicky”.
Las canciones cuentan con la prosa multilingüista de Rafael Daney que parece manejar bien (o mentir mejor) en varios idiomas. En "Humanístico" se luce en Italiano y en la nueva versión de "Bombon du papier" en Francés. Resta el castellano, que lo usa a su gusto y piacere para ironizar, criticar y hacerlo canción en una misma frase: "Asusta tu premura guevarista, tu ensayo altruista sobre el sismo del proletariado, la decadencia de tu apologista que va en detrimento con tu establishment fascista, te alista la caterva leninista y el discurso marxista sobre el dogma imperialista. Adiós a las noches de derrapista y a las tías superfluas del teatro de revista" ("El místico"). El resto de la banda también tendrá su tiempo para lucirse, sobre todo en la intros de "Dios y mis nalgas al bar" y de "La piba de La Paternal", en ambas con una gran participación de Julián Esposito y su saxo, uno de los puntos fuertes (y distintivos) de la banda.
El disco cuenta con la producción artística de Mario Siperman (Los Fabulosos Cadillacs) y el arte gráfico de Daniel “Semilla” Bucciarelli (Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota).
Las canciones cuentan con la prosa multilingüista de Rafael Daney que parece manejar bien (o mentir mejor) en varios idiomas. En "Humanístico" se luce en Italiano y en la nueva versión de "Bombon du papier" en Francés. Resta el castellano, que lo usa a su gusto y piacere para ironizar, criticar y hacerlo canción en una misma frase: "Asusta tu premura guevarista, tu ensayo altruista sobre el sismo del proletariado, la decadencia de tu apologista que va en detrimento con tu establishment fascista, te alista la caterva leninista y el discurso marxista sobre el dogma imperialista. Adiós a las noches de derrapista y a las tías superfluas del teatro de revista" ("El místico"). El resto de la banda también tendrá su tiempo para lucirse, sobre todo en la intros de "Dios y mis nalgas al bar" y de "La piba de La Paternal", en ambas con una gran participación de Julián Esposito y su saxo, uno de los puntos fuertes (y distintivos) de la banda.
El disco cuenta con la producción artística de Mario Siperman (Los Fabulosos Cadillacs) y el arte gráfico de Daniel “Semilla” Bucciarelli (Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota).
Etiquetas:
confucionistas,
crítica,
daney,
discos,
lo mismo se entiende,
música
viernes, 18 de febrero de 2011
“Las horas no pasan lentas”, de Chau Pekín
En los últimos años el crecimiento del llamado Rock Rioplatense (esa mezcla de rock, reggae, ska, candombe, cumbia, y algo más), creció exponencialmente. El éxito multitudinario de Los Piojos (pos Tercer Arco), Bersuit (pos Santaolalla), la migración de bandas símil de Uruguay (La Vela Puerca, No Te Va Gustar) sumado a la resurrección del ska como ritmo juvenil/protestón/divertido crearon el terreno fértil para el surgimiento de un sinfín de bandas similares. A causa de esto, a veces se hace difícil encontrar una que, cumpliendo todo lo anterior, tenga algo diferente, distintivo, o al menos, interesante.
Entre todas estas bandas, una que muestra algo (diferente, distintivo y/o interesante queda a la elección
del oyente/lector) es Chau Pekín. El año pasado, el grupo conocido (o al menos escuchado sin saberlo por la mayoría) por la cortina de “Metro y medio” (una de las mejores de la radiofonía argentina, después de la de “Otra Vuelta”, a manos de Teófilo Deveaux), sacó su disco debut, “Las horas no pasan lentas”.
En este, la banda incursiona en los diferentes estilos con una variada instrumentación que incluye guitarras, bajo, batería, percusión, trompeta, charango, teclados, sintetizador, saxo, clarinete y armónica. Y esto se ve acrecentado por la buena voz de Diego Litmanovich, mezcla de rockera y tanguera, el gran nivel (y extensión) de las letras, y los arreglos de vientos que adornan casi todas las canciones del disco.
De esta manera, Chau Pekín sumerge en los primeros siete temas al oyente en una especie de degradé musical, que va desde el rock contestatario “Romper el código” (“Yo vi morir, Yo vi matar con abuso de la autoridad”), pasa por el ska despechado “Que no”, sigue con un ska mid tempo (o un reggae fast) homenaje al día polémico de la semana en “Domingo”, para bajar un poco más en el reggae “La feli´”, (dedicado a Mar del Plata, claro), subir apenas en el candombe “Copetear un charlatín” (“De nuevo se fueron transformando en viejos, con la textura de aquel sauce tan llorón rugoso como solamente se hace el vicio de tragar tiempo sin amor") , y usar el tangazo “En un tiro sí” como una previa a la cumbia “Muchacha”, en la que cuenta en cinco minutos la, mil veces hecha novela, historia de amor entre estratos sociales (“Yo sé que pensás que somos de clases sociales tan diferentes, la gente te miente somos lo mismo y lo mismo son. Ambos venimos de un vientre y necesitamos respirar”). Y, como si eso fuera poco, el sumun llegará minutos más tarde, cuando en “Quebrado”, Litmanovich le cante a las bondades del infierno mental del abandonado (“Mirando al cielo para reciclar consuelo imagine en reflejos la silueta de dios. Y me escupió con una lluvia de granizo hizo lo que quiso y no pidió perdón").
Un disco completo. Para los puristas es recomendable mantenerse alejados, pero los adeptos a la música fusión encontrarán en “Las horas…” una obra atractiva, y en Chau Pekín un buen representante del Rock Rioplatense (aunque esto quedaba a su elección).
Entre todas estas bandas, una que muestra algo (diferente, distintivo y/o interesante queda a la elección
del oyente/lector) es Chau Pekín. El año pasado, el grupo conocido (o al menos escuchado sin saberlo por la mayoría) por la cortina de “Metro y medio” (una de las mejores de la radiofonía argentina, después de la de “Otra Vuelta”, a manos de Teófilo Deveaux), sacó su disco debut, “Las horas no pasan lentas”.
En este, la banda incursiona en los diferentes estilos con una variada instrumentación que incluye guitarras, bajo, batería, percusión, trompeta, charango, teclados, sintetizador, saxo, clarinete y armónica. Y esto se ve acrecentado por la buena voz de Diego Litmanovich, mezcla de rockera y tanguera, el gran nivel (y extensión) de las letras, y los arreglos de vientos que adornan casi todas las canciones del disco.
De esta manera, Chau Pekín sumerge en los primeros siete temas al oyente en una especie de degradé musical, que va desde el rock contestatario “Romper el código” (“Yo vi morir, Yo vi matar con abuso de la autoridad”), pasa por el ska despechado “Que no”, sigue con un ska mid tempo (o un reggae fast) homenaje al día polémico de la semana en “Domingo”, para bajar un poco más en el reggae “La feli´”, (dedicado a Mar del Plata, claro), subir apenas en el candombe “Copetear un charlatín” (“De nuevo se fueron transformando en viejos, con la textura de aquel sauce tan llorón rugoso como solamente se hace el vicio de tragar tiempo sin amor") , y usar el tangazo “En un tiro sí” como una previa a la cumbia “Muchacha”, en la que cuenta en cinco minutos la, mil veces hecha novela, historia de amor entre estratos sociales (“Yo sé que pensás que somos de clases sociales tan diferentes, la gente te miente somos lo mismo y lo mismo son. Ambos venimos de un vientre y necesitamos respirar”). Y, como si eso fuera poco, el sumun llegará minutos más tarde, cuando en “Quebrado”, Litmanovich le cante a las bondades del infierno mental del abandonado (“Mirando al cielo para reciclar consuelo imagine en reflejos la silueta de dios. Y me escupió con una lluvia de granizo hizo lo que quiso y no pidió perdón").
Un disco completo. Para los puristas es recomendable mantenerse alejados, pero los adeptos a la música fusión encontrarán en “Las horas…” una obra atractiva, y en Chau Pekín un buen representante del Rock Rioplatense (aunque esto quedaba a su elección).
Etiquetas:
chau pekín,
crítica,
discos,
las horas no pasan lentas,
música
jueves, 10 de febrero de 2011
“Solo un momento”, de Vicentico
Luego de la gira de reencuentro de Los Fabulosos Cadillacs, se podía suponer que el nuevo disco de Vicentico como solista traería reminiscencias de la banda que lidera, con parates varios, desde 1984. Pero no. “Solo un momento” está impregnado de un sonido sesentoso/setentoso más cercano al de los cantantes melódicos (Leonardo Favio, Nino Bravo, Sandro, etc) que siempre admitió que admiraba (incluso hay una gran versión de “Sabor a nada” de Palito Ortega). Y si bien desde su primera incursión solista ya había mostrado una tendencia hacia estos ritmos (en “Vicentico” grabó “Algo contigo”), en este nuevo disco los explota al máximo.
Las letras, casi todas de su autoría, salvo la mencionada y algunas que cuentan con el aporte inagotable de Cachorro López, que además de ser el productor, colabora en bajo, guitarra y sintetizadores, muestran el mejor nivel poético de Vicentico en su etapa solitaria. Entre ellas, se destacan “Ya no te quiero” que mezcla un teclado de aquellos tiempos con una guitarra bien rockera, la ranchera de desamor, “Escondido”, y, la gema del disco, “Cobarde”. En el disco también participan Sebastián Schön (teclados, guitarras acústica y eléctrica, saxo tenor, programación), Juan Blas Caballero (teclados, programación), Dany Ávila (batería), Silvio Furmanski (guitarras eléctrica y acústica), y, como invitados, su hijo Florián Fernández Capello pone sus guitarras en "El rey del rock & roll", y Martín García Reinoso con guitarra eléctrica en "Escondido".
En una sociedad donde la crispación (el término más utilizado en los últimos tiempos) contra el que piensa o hace algo diferente es casi ley de vida, Vicentico se anima a más, se ríe de los prejuicios, suelta su lado intimista, y regala uno de los mejores discos de 2010.
Las letras, casi todas de su autoría, salvo la mencionada y algunas que cuentan con el aporte inagotable de Cachorro López, que además de ser el productor, colabora en bajo, guitarra y sintetizadores, muestran el mejor nivel poético de Vicentico en su etapa solitaria. Entre ellas, se destacan “Ya no te quiero” que mezcla un teclado de aquellos tiempos con una guitarra bien rockera, la ranchera de desamor, “Escondido”, y, la gema del disco, “Cobarde”. En el disco también participan Sebastián Schön (teclados, guitarras acústica y eléctrica, saxo tenor, programación), Juan Blas Caballero (teclados, programación), Dany Ávila (batería), Silvio Furmanski (guitarras eléctrica y acústica), y, como invitados, su hijo Florián Fernández Capello pone sus guitarras en "El rey del rock & roll", y Martín García Reinoso con guitarra eléctrica en "Escondido".
En una sociedad donde la crispación (el término más utilizado en los últimos tiempos) contra el que piensa o hace algo diferente es casi ley de vida, Vicentico se anima a más, se ríe de los prejuicios, suelta su lado intimista, y regala uno de los mejores discos de 2010.
Etiquetas:
crítica,
discos,
solo un momento,
vicentico
viernes, 4 de febrero de 2011
"Jauría", de Jauría
"Es claro el reglamento a seguir, está muy claro que no hay reglamento. No hay una lógica. Instinto animal: ¡Vida de perros siempre en libertad!", grita Ciro Pertusi desde "La Jauría", tema que cierra el disco debut de Jauría (sí, les conté el final), la nueva banda que armó junto a Esteban "Pichu" Serniotti (ex Cabezones), Mauro Ambesi (ex De Romanticistas Shaolin’s) y Ray Fajardo (ex El Otro Yo). Esta bandera que levantan de libertad acompañada recorre el disco, y es uno de los objetivos/motivos de esta nueva etapa.
Si hay una diferencia notable con los últimos trabajos de Attaque 77 (es imposible no buscarlas) es la ausencia de baladas. Pareciera ser que la nueva banda hizo reflotar en Ciro (¿o será unos de los motivos de su alejamiento?) su lado punk, y volver a sus primeros años más rabiosos.
Así, entre la batería de Fajardo, que siempre golpea en el momento exacto, la fuerza de la guitarra de Serniotti y el bajo preciso de Ambesi, Ciro vuelve a lucirse como voz líder y muestra un gran nivel compositivo.
Las letras, casi todas del ex cantante de Attaque, pasean entre la historia ("Indios Kilmes", "El tiempo" dedicada a Soledad Rosas y "Tosco"), la crítica social ("Guerra en las galaxias", "Religionaré", tema de los De Romanticistas Shaolin’s, y uno de los mejores del disco), el amor en sus diferentes formas ("Morgue Corazón", letra de Fajardo, "Astros Bajo el Mar", "Shangri-la") y, claro, del cierre de una etapa ("No hay dudas, se siente, es ese olor a muerte de amor que está muriendo y de miradas que no dicen nada más que fin").
Sin grandes novedades, “Jauría” (tanto el disco como la banda) es la excusa para el regreso y reunión de estos músicos que en algún momento perdieron el rumbo dentro de sus anteriores grupos (“El tema de la salida de nuestros grupos fue para volver a ser nosotros mismos”, dijo Ray en una entrevista en Rolling Stone) y que ahora lo vuelven a encontrar en “la jauría de la libertad”. Y esta nueva libertad, al menos por ahora, les sienta bien.
Si hay una diferencia notable con los últimos trabajos de Attaque 77 (es imposible no buscarlas) es la ausencia de baladas. Pareciera ser que la nueva banda hizo reflotar en Ciro (¿o será unos de los motivos de su alejamiento?) su lado punk, y volver a sus primeros años más rabiosos.
Así, entre la batería de Fajardo, que siempre golpea en el momento exacto, la fuerza de la guitarra de Serniotti y el bajo preciso de Ambesi, Ciro vuelve a lucirse como voz líder y muestra un gran nivel compositivo.
Las letras, casi todas del ex cantante de Attaque, pasean entre la historia ("Indios Kilmes", "El tiempo" dedicada a Soledad Rosas y "Tosco"), la crítica social ("Guerra en las galaxias", "Religionaré", tema de los De Romanticistas Shaolin’s, y uno de los mejores del disco), el amor en sus diferentes formas ("Morgue Corazón", letra de Fajardo, "Astros Bajo el Mar", "Shangri-la") y, claro, del cierre de una etapa ("No hay dudas, se siente, es ese olor a muerte de amor que está muriendo y de miradas que no dicen nada más que fin").
Sin grandes novedades, “Jauría” (tanto el disco como la banda) es la excusa para el regreso y reunión de estos músicos que en algún momento perdieron el rumbo dentro de sus anteriores grupos (“El tema de la salida de nuestros grupos fue para volver a ser nosotros mismos”, dijo Ray en una entrevista en Rolling Stone) y que ahora lo vuelven a encontrar en “la jauría de la libertad”. Y esta nueva libertad, al menos por ahora, les sienta bien.
Etiquetas:
Ciro Pertusi,
Jauría,
Ray Fajardo,
Serniotti
jueves, 27 de enero de 2011
"Temporada de conejos", de Martín Buscaglia
Otro músico que profesa su amor por el Polonio (y que le dedicó la mejor canción: "Trivial Polonio"), es el cantautor y multiintrumentista (conocido también como "hombre orquesta") uruguayo Martín Buscaglia, que el año pasado sacó "Temporada de conejos" junto a sus "Bochamakers".
En este, su quinto disco, Buscaglia sigue mostrando su versatilidad estilística, con canciones que pasan de la experimentación, tanto sonora como lingüistica, ("Jaula de motos", "Spam", "Cortocircuito"), a otras más folkies en las que aflora su gran capacidad compositiva ("Cortémonos la cara", "Diablo débil", "Fico fue a la montaña", "Ese será tu collar"). El Polonio vuelve a aparecer en "Blues del Carrito", con la participación del español Kiko Veneno, además de un auto homenaje a su proyecto Grupo Cantacuentos, con el que hace música para niños, en “Oda a mi bicicleta”, y el recuerdo al silencio de John Cage en “4’33’’”.
En esta invasión uruguaya, no silenciosa (tranquilo Hadad) sino musical, que está en pleno apogeo, Martín Buscaglia con “El evangelio según mi jardinero” se posicionó como uno de los exponentes más interesantes, y en “Temporada de conejos” lo revalida con creces.
En este, su quinto disco, Buscaglia sigue mostrando su versatilidad estilística, con canciones que pasan de la experimentación, tanto sonora como lingüistica, ("Jaula de motos", "Spam", "Cortocircuito"), a otras más folkies en las que aflora su gran capacidad compositiva ("Cortémonos la cara", "Diablo débil", "Fico fue a la montaña", "Ese será tu collar"). El Polonio vuelve a aparecer en "Blues del Carrito", con la participación del español Kiko Veneno, además de un auto homenaje a su proyecto Grupo Cantacuentos, con el que hace música para niños, en “Oda a mi bicicleta”, y el recuerdo al silencio de John Cage en “4’33’’”.
En esta invasión uruguaya, no silenciosa (tranquilo Hadad) sino musical, que está en pleno apogeo, Martín Buscaglia con “El evangelio según mi jardinero” se posicionó como uno de los exponentes más interesantes, y en “Temporada de conejos” lo revalida con creces.
viernes, 21 de enero de 2011
"Espíritu Salvaje", de Onda Vaga
Cualquiera que estuvo en Cabo Polonio sabe que hay una energía diferente. Onda Vaga, banda que se originó por esos pagos, supo canalizar esa energía y transformarla en música (desenchufada).
Luego del exitoso (e imperdible) "Fuerte y caliente", a fines de 2009 editaron "Espíritu Salvaje", en el que continúan explorando el formato acústico del primer disco, con la preponderancia de las cuerdas (guitarras varias, cuatro venezolano) y buenos arreglos de vientos y percusión, sumado al combo de ritmos contagiosos y letras pegadizas.
Es este gran nivel que tiene la banda a la hora de ejecutar cada uno de los diferentes ritmos (jazz, reggae, rumba, bolero, vals, etc) y los colores que brinda la participación de todos en las voces lo que le da a Onda Vaga un valor agregado y diferencial.
El que quiera comprobarlo puede escuchar el reggae "La pipa de la paz" (sí, habla del faso), la lisérgica "Así" (que viene de la época de Doris), la hermosa "Lolita" y "Cuestión de peso", como para tener un pequeño vistazo de la banda y sus virtudes, aunque se recomienda escuchar el disco completo (y, de ser posible, el primero también).
Como bonus track, para los guitarristas amateurs que quieran conocer la cocina de los temas, la banda subió los acordes a su página. Un disco (y una banda) perfecto para un fogón, aunque no sea anarco-peronista.
Luego del exitoso (e imperdible) "Fuerte y caliente", a fines de 2009 editaron "Espíritu Salvaje", en el que continúan explorando el formato acústico del primer disco, con la preponderancia de las cuerdas (guitarras varias, cuatro venezolano) y buenos arreglos de vientos y percusión, sumado al combo de ritmos contagiosos y letras pegadizas.
Es este gran nivel que tiene la banda a la hora de ejecutar cada uno de los diferentes ritmos (jazz, reggae, rumba, bolero, vals, etc) y los colores que brinda la participación de todos en las voces lo que le da a Onda Vaga un valor agregado y diferencial.
El que quiera comprobarlo puede escuchar el reggae "La pipa de la paz" (sí, habla del faso), la lisérgica "Así" (que viene de la época de Doris), la hermosa "Lolita" y "Cuestión de peso", como para tener un pequeño vistazo de la banda y sus virtudes, aunque se recomienda escuchar el disco completo (y, de ser posible, el primero también).
Como bonus track, para los guitarristas amateurs que quieran conocer la cocina de los temas, la banda subió los acordes a su página. Un disco (y una banda) perfecto para un fogón, aunque no sea anarco-peronista.
Etiquetas:
crítica,
discos,
espíritu salvaje,
onda vaga
jueves, 20 de enero de 2011
"Cancionero para un fogón anarco-peronista", de Conjunto Falopa
Otro disco que se basa -mayoritariamente- en el humor irónico y cínico es "Cancionero para un fogón anarco-peronista", segunda placa de Conjunto Falopa, la banda liderada por Pablo Marchetti, director de la Revista Barcelona (referente en estos temas).
Al igual que en su primer disco (“Falopa”), la política, los ideales (e ideólogos), y algunos personajes, míticos y no, se unen de formas inesperadas para brindar una visión barcelonesca (y musicalizada, claro) de la realidad: El paso a paso de la clonación al Che Guevara, y la búsqueda de fondos para mantener la revolución con las ventas del merchandising en “Tu querida presencia”. La nueva banda de boqueteros formada por “los del tributo a Sabina” (“Joaquín, querido”), que deja la sensación de haber nacido para poder cantar a viva voz “son los reyes del choreo los del tributo a Sabina”. Una cumbia de amor al “erotismo mal planchado de entrecasa” (“Matelasse”). Un planeta en el que “ha triunfado el trotskismo”, aunque, para no diferenciarse del nuestro, “en muchas líneas internas cada tanto se dividen” (“Voz planetaria”). El “Filósofo de la tele” (personificado, entre otros, por González Oro y Feinmann) y su tolerante ideología que baja día a día. Con estos personajes (y algunos más), Conjunto Falopa vuelve a mostrar su gran capacidad para mezclar ironía, crítica social con buena música, y, de paso, seguir desnudando a la fauna argentina.
martes, 18 de enero de 2011
"Boris Vian", de Andy Chango
En la línea del disco "Alvy, Nacho y Rubin interpretan a Los Campos Magnéticos" está "Boris Vian", de Andy Chango. Luego de 6 años de silencio desde "Salam Alecum" (2002), Chango sacó en 2008 esta placa homenaje al multifacético (novelista, dramaturgo, poeta, músico de jazz, ingeniero y traductor) francés.
Para esto, Andy se junto con el poeta Luis Antonio de Villena y el músico Javier Krahe, y tradujeron y adaptaron al español 12 canciones, intentando no perder el cinismo y la ironía que caracterizan la obra de Vian. Borrachos, snobs, odontólogos fontaneros, misóginos y jugadores, entre otros, son los personajes que aparecen a lo largo del disco, y no había mejor intérprete para todos ellos que el autor de frases como "tengo que elegir entre millones de drogas, debo decidir si quiero una sola o quiero mezclar todas" ("Neuronas").
Pero los años de silencio parecen haberle venido bien al músico argentino, ya que "Boris Vian" muestra su mejor nivel musical. Con el piano al frente en todo el disco y arreglos de viento jazzeros, Chango se luce en cada estilo que aborda (jazz, blues, rock, milonga). Además, cuenta con la colaboración, como de costumbre, de sus grandes amigos, y mejores músicos, y a los que parece haberles elegido la canción que les encajaba exactamente: Ariel Rot aparece en la rockera "Rock 'n' rollmops", Andrés Calamaro, y su voz dejada, en el "Blues del dentista", Fito Páez le impregna su estilo a "Relaciones peligrosas" y el trompetista Norman Hogue en "The deserter", la única canción cantada en inglés del disco.
Para esto, Andy se junto con el poeta Luis Antonio de Villena y el músico Javier Krahe, y tradujeron y adaptaron al español 12 canciones, intentando no perder el cinismo y la ironía que caracterizan la obra de Vian. Borrachos, snobs, odontólogos fontaneros, misóginos y jugadores, entre otros, son los personajes que aparecen a lo largo del disco, y no había mejor intérprete para todos ellos que el autor de frases como "tengo que elegir entre millones de drogas, debo decidir si quiero una sola o quiero mezclar todas" ("Neuronas").
Pero los años de silencio parecen haberle venido bien al músico argentino, ya que "Boris Vian" muestra su mejor nivel musical. Con el piano al frente en todo el disco y arreglos de viento jazzeros, Chango se luce en cada estilo que aborda (jazz, blues, rock, milonga). Además, cuenta con la colaboración, como de costumbre, de sus grandes amigos, y mejores músicos, y a los que parece haberles elegido la canción que les encajaba exactamente: Ariel Rot aparece en la rockera "Rock 'n' rollmops", Andrés Calamaro, y su voz dejada, en el "Blues del dentista", Fito Páez le impregna su estilo a "Relaciones peligrosas" y el trompetista Norman Hogue en "The deserter", la única canción cantada en inglés del disco.
Etiquetas:
andy chango,
boris vian,
crítica,
discos
viernes, 14 de enero de 2011
“El perfume de la tempestad”, del Indio Solari
Pocos discos generan, sobre todo en la previa, la expectativa que genera la salida de un nuevo material del Indio Solari. Esto se debe tanto a su pasado como líder de una de las bandas más importantes (sino la más) del rock nacional, y el buen nivel de sus dos discos anteriores, como a su ostracismo extremo y el celo casi paranoico por su obra pre-edición (que llegó al extremo de que a días de su salida, en su clásica pasada por Cuál es?, mostrara solo la edición “casi final” de los temas).
En este caso, la espera (tres años desde “Porco Rex”) tuvo su premio. “El perfume de la tempestad”, tercer disco del Indio Solari y los fundamentalistas del aire acondicionado, vuelve a mostrar a un “Caballo loco” (su nuevo alter ego) inspirado. Como de costumbre, el nivel de las letras, con ese lenguaje propio, es uno de los puntos fuertes del disco, apoyado en la gran interpretación del Indio.
Pero también cabe destacar la dupla en guitarras de Gaspar Benegas y Baltazar Comotto, que adornan las canciones con sus riffs violentos, más cercanos al hard rock que a los melodiosos (y mucho más pegadizos) de Skay, y los arreglos de vientos utilizados en la medida exacta.
Con un sonido oscuro (y el arte acorde), “El perfume…” remite a los últimos años redondos, y sigue la línea de sus discos solistas. Nada nuevo. No es necesario.
En este caso, la espera (tres años desde “Porco Rex”) tuvo su premio. “El perfume de la tempestad”, tercer disco del Indio Solari y los fundamentalistas del aire acondicionado, vuelve a mostrar a un “Caballo loco” (su nuevo alter ego) inspirado. Como de costumbre, el nivel de las letras, con ese lenguaje propio, es uno de los puntos fuertes del disco, apoyado en la gran interpretación del Indio.
Pero también cabe destacar la dupla en guitarras de Gaspar Benegas y Baltazar Comotto, que adornan las canciones con sus riffs violentos, más cercanos al hard rock que a los melodiosos (y mucho más pegadizos) de Skay, y los arreglos de vientos utilizados en la medida exacta.
Con un sonido oscuro (y el arte acorde), “El perfume…” remite a los últimos años redondos, y sigue la línea de sus discos solistas. Nada nuevo. No es necesario.
Etiquetas:
crítica,
discos,
el perfume de la tempestad,
indio solari
jueves, 13 de enero de 2011
“Alvy, Nacho y Rubin interpretan a Los Campos Magnéticos”
Para este disco se juntaron Alvy (Alvy Singer), Nacho Rodríguez (Onda Vaga) y Sebastián Rubin (Rubin y los Subtitulados), tres representantes del indie nacional, seleccionaron 12 temas de la placa “69 love songs” de The Magnetic Fields, la banda liderada por Stephin Merritt, las tradujeron al castellano (con el visto bueno del autor) y las reinterpretaron a su manera.
Las canciones, como el título del disco original lo anuncia, se centran en el amor pero en diferentes estados. Pasan del romanticismo extremo (“Nada importa si bailamos”) al humor despechado (“Al principio el dinero era mi fin, te dejé comprar la casa con jardín, pero ya no puedo soportarte más cantando así”), sin perder el gran nivel lírico de Merritt. Incluso el cambio de algunos términos con guiños argentinos (North Carolina se convierte en Argentina, The lower east side en La Paternal y la sleeping pill en Rivotril) acercan aún más la poesía del autor norteamericano.
Pero el toque extra se lo da la gran interpretación de Alvy, Nacho y Rubin que, con una gran instrumentación (que incluye guitarras, violín, cello, mandolina, banjo, ukelele, acordeón y cajón peruano), generan en cada tema el clima perfecto, y en su conjunto, un muy buen disco.
Las canciones, como el título del disco original lo anuncia, se centran en el amor pero en diferentes estados. Pasan del romanticismo extremo (“Nada importa si bailamos”) al humor despechado (“Al principio el dinero era mi fin, te dejé comprar la casa con jardín, pero ya no puedo soportarte más cantando así”), sin perder el gran nivel lírico de Merritt. Incluso el cambio de algunos términos con guiños argentinos (North Carolina se convierte en Argentina, The lower east side en La Paternal y la sleeping pill en Rivotril) acercan aún más la poesía del autor norteamericano.
Pero el toque extra se lo da la gran interpretación de Alvy, Nacho y Rubin que, con una gran instrumentación (que incluye guitarras, violín, cello, mandolina, banjo, ukelele, acordeón y cajón peruano), generan en cada tema el clima perfecto, y en su conjunto, un muy buen disco.
Etiquetas:
Alvy,
Alvy Singer,
los campos magnéticos,
Merritt,
Nacho,
Rubin,
Stephin,
The Magnetic Fields
Suscribirse a:
Entradas (Atom)