
"Little by little", es un claro ejemplo de esto, con la gran prosa sufrida de Yorke en su máxima
expresión ("Turn to nasty now, The dark cell, The pit of my soul, The last one out of the box, The one who broke this spell") sobre una base bien oscura (¡qué sorpresa!). Pero los puntos más interesantes llegan de la mitad del disco para adelante, cuando se alejan de su lado experimental/alternativo y se vuelcan a la canción más pura, en la que la voz y la melodía (con piano y guitarras acústicas incluidas) van de la mano ("Codex", "Give up the ghost"). Una mano desgarradora, claro.
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