
Las letras, casi todas de su autoría, salvo la mencionada y algunas que cuentan con el aporte inagotable de Cachorro López, que además de ser el productor, colabora en bajo, guitarra y sintetizadores, muestran el mejor nivel poético de Vicentico en su etapa solitaria. Entre ellas, se destacan “Ya no te quiero” que mezcla un teclado de aquellos tiempos con una guitarra bien rockera, la ranchera de desamor, “Escondido”, y, la gema del disco, “Cobarde”. En el disco también participan Sebastián Schön (teclados, guitarras acústica y eléctrica, saxo tenor, programación), Juan Blas Caballero (teclados, programación), Dany Ávila (batería), Silvio Furmanski (guitarras eléctrica y acústica), y, como invitados, su hijo Florián Fernández Capello pone sus guitarras en "El rey del rock & roll", y Martín García Reinoso con guitarra eléctrica en "Escondido".
En una sociedad donde la crispación (el término más utilizado en los últimos tiempos) contra el que piensa o hace algo diferente es casi ley de vida, Vicentico se anima a más, se ríe de los prejuicios, suelta su lado intimista, y regala uno de los mejores discos de 2010.
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