En esta ocasión, Fito estuvo acompañado por Gastón Baremberg en batería, Eloy Quintana en bajo, Carlos Vandera en guitarra acústica y coros, Diego Olivero y Juan Absatz en teclados, y Coki Debernardi y Dizzy Espeche en guitarras eléctricas, quién reemplazó a Gonzalo Aloras.
El show arrancó con una de las sorpresas de la noche, “Folis Verghet”, del disco La La La grabado junto a Luis Alberto Spinetta en 1986. Lo siguieron el corte de su última placa, “Tiempo al tiempo”, y “Confiá”. El repaso por este nuevo trabajo incluyó “La nave espacial”, la hermosa “London Town”, una cambiada “Limbo mambo”, la funky/rockera “M&M”, “La ley de la vida” y “El mundo de hoy”.
A Fito se lo pudo ver ecléctico: en el piano, solo cantando, manejando la banda como a una orquesta, y con la guitarra para una furiosa “Ciudad de pobres corazones”. Por su parte, la banda sonó implacable y acompañó a la perfección a una Páez totalmente inspirado. “Esta canción es tan buena que no parece mía”, dijo antes de hacer la genial “Tumbas de la gloria”, y cerca del final del show aseguró: “Este fue el verdadero regreso a Buenos Aires”.
En el medio pasaron impecables versiones rockeras (“El chico de la tapa”, “Naturaleza sangre”, “El diablo en tu corazón”), momentos íntimos (“Cable a tierra”, “Al lado del camino”, “Un vestido y un amor”) y clásicos inquebrantables (“11 y 6”, “La Rueda Mágica”, “Polaroid de locura ordinaria”).
Como invitada estuvo Claudia Puyó que puso sus gritos, entre otras, en “El amor después del amor” logrando una versión similar a la editada en 1992 en el disco homónimo.Luego del cierre con “A rodar la vida”, Fito volvió para los bises e hizo una hermosa versión de “Giros”, caminó alrededor del público en “Dar es dar” y con una poderosa versión de “Mariposa tecknicolor” le puso fin a un show completo que dejó a todo el Luna de pie aplaudiendo, disfrutando, confiando.
Foto de Diego Paruelo
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