The Surrogates (“Identidad sustituta” o “Los sustitutos” en español) es una de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos tiempos. La misma está basada en el comic editado en 2005 con guión de Robert Venditti y dibujado por Brett Weldele.
La idea principal de la historia es el punto fuerte de la película. Esta transcurre en 2017, cuando los humanos han cedido sus vidas para vivirlas a través de un control remoto que les permite manejar desde su sillón al robot que los sustituye en las aburridas tareas del mundo real y los mantiene alejados de los peligros y la inseguridad.
Pero de repente, esta tranquilidad desaparece a raíz de que, en un atentado al creador de los sustitutos, utilizan un arma que destruye al robot y también a su dueño. Los principales sospechosos son un grupo de humanos, encabezados por El Profeta, que se niegan a vivir con los sustitutos, y que se recluyen en zonas libres de estos. Una especie de auto apartheid.
De esta manera, The Surrogates funciona como una muy buena crítica social relacionada con los efectos de los avances tecnológicos y los problemas de la sociedad actual, como la utilización del miedo como herramienta de control o la hipercomunicación (e hipertecnologización) que lleva a la soledad y el individualismo.
Para bajar el comic
Los medios pierden demasiado tiempo intentando demostrarse objetivos. Y nunca lo van a lograr.
miércoles, 19 de mayo de 2010
lunes, 17 de mayo de 2010
El camino largo de la despedida
No Te Va Gustar volvió al Estadio Cubierto Malvinas Argentinas para despedir su último disco “El camino más largo” (2008), y brindó un show impecable repleto de los (ya) clásicos de la banda liderada por Emiliano Brancciari.
Con un triplete de la última placa (“El camino más largo” / “Niño” / “Como si estuviera”), NTVG abrió el show del viernes que se extendió por un poco más de dos horas ante un Malvinas colmado. Lo siguieron “En la cara” y “La única voz”, una de las gemas más festejadas de la noche, que dio paso al único estreno, “Tu defecto es el mío”, que formará parte del disco que entraran a grabar próximamente.
La lista compuesta por 29 temas recorrió buena parte de la discografía y sirvió como una interesante muestra de la versatilidad musical de la banda que pasó de tocar una versión potente de la rockera “No llegas a mí”, con Emiliano Brancciari en guitarra y voz, Guzmán Silveira en bajo, Diego Bartaburu en Batería y Pablo Coniberti en guitarra, a que se le acople el resto (Gonzalo Castex en percusión, Marcel Curuchet en teclados y el trío de vientos Martín Gil, Denis Ramos, y Mauricio Ortíz) para el hermoso candombe “Clara” y el reggae “Verte reír”.
Pero los puntos altos de la noche fueron “Dejame Bailar”, la coreada (y casi cantada completamente por el público) “No hay dolor”, la sorpresiva “Solo de día” y el cierre clásico con “Fuera de control” y “Te voy a llevar” con fragmentos ricoteros de “Todo un palo”.
Con un sonido imponente, salvo por el bajo volumen de los vientos en algunos momentos, y un juego de luces acorde, NTVG dio uno de sus mejores shows. Una gran despedida, y, sobre todo, un buen augurio para el disco prometido.
Con un triplete de la última placa (“El camino más largo” / “Niño” / “Como si estuviera”), NTVG abrió el show del viernes que se extendió por un poco más de dos horas ante un Malvinas colmado. Lo siguieron “En la cara” y “La única voz”, una de las gemas más festejadas de la noche, que dio paso al único estreno, “Tu defecto es el mío”, que formará parte del disco que entraran a grabar próximamente.
La lista compuesta por 29 temas recorrió buena parte de la discografía y sirvió como una interesante muestra de la versatilidad musical de la banda que pasó de tocar una versión potente de la rockera “No llegas a mí”, con Emiliano Brancciari en guitarra y voz, Guzmán Silveira en bajo, Diego Bartaburu en Batería y Pablo Coniberti en guitarra, a que se le acople el resto (Gonzalo Castex en percusión, Marcel Curuchet en teclados y el trío de vientos Martín Gil, Denis Ramos, y Mauricio Ortíz) para el hermoso candombe “Clara” y el reggae “Verte reír”.
Pero los puntos altos de la noche fueron “Dejame Bailar”, la coreada (y casi cantada completamente por el público) “No hay dolor”, la sorpresiva “Solo de día” y el cierre clásico con “Fuera de control” y “Te voy a llevar” con fragmentos ricoteros de “Todo un palo”.
Con un sonido imponente, salvo por el bajo volumen de los vientos en algunos momentos, y un juego de luces acorde, NTVG dio uno de sus mejores shows. Una gran despedida, y, sobre todo, un buen augurio para el disco prometido.
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miércoles, 12 de mayo de 2010
El pésimo libro de Eli
¿Cómo alguien puede escribir una historia como la de El libro de Eli y pensar que a otro le va a interesar? ¿Qué se le cruza por la cabeza a otro para financiarla y hacerla película? Para esto segundo, solo hay una respuesta: Ser el protagonista.
El libro de Eli cuenta la historia de un mundo post-apocalipsis en donde predomina la violencia y el individualismo, y donde el agua es el bien más preciado. Denzel Washington encarna a Eli, un hombre solitario que posee un libro con un mensaje que puede salvar a la humanidad y que defiende contra todo (y todos). En el camino al Oeste, donde debe dirigirse por el mandato de una voz interior, llega a un pueblo manejado por Carnegie (Gary Oldman), quién además de ser el que posee el agua, es un coleccionista de libros y está en busca de uno especial. Y sí, uno tiene un libro, el otro busca libros… esa se supone la trama. En el medio aparece la fe y un mensaje religioso tan ridículo que ni siquiera la iglesia hubiera escrito.
La película dirigida por los hermanos Hughes, y escrita por Gary Whitta, es un rejunte de situaciones inverosímiles, frases hechas y lugares comunes mezcladas con una estética western y algo de cine oriental que deja como resultado una de las peores y más aburridas películas de los últimos tiempos.
El libro de Eli cuenta la historia de un mundo post-apocalipsis en donde predomina la violencia y el individualismo, y donde el agua es el bien más preciado. Denzel Washington encarna a Eli, un hombre solitario que posee un libro con un mensaje que puede salvar a la humanidad y que defiende contra todo (y todos). En el camino al Oeste, donde debe dirigirse por el mandato de una voz interior, llega a un pueblo manejado por Carnegie (Gary Oldman), quién además de ser el que posee el agua, es un coleccionista de libros y está en busca de uno especial. Y sí, uno tiene un libro, el otro busca libros… esa se supone la trama. En el medio aparece la fe y un mensaje religioso tan ridículo que ni siquiera la iglesia hubiera escrito.
La película dirigida por los hermanos Hughes, y escrita por Gary Whitta, es un rejunte de situaciones inverosímiles, frases hechas y lugares comunes mezcladas con una estética western y algo de cine oriental que deja como resultado una de las peores y más aburridas películas de los últimos tiempos.
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lunes, 10 de mayo de 2010
Fito Páez en el Luna Park
Con motivo de la presentación de su último disco “Confiá”, Fito Páez se presentó el viernes en el Luna Park. Vestido de un impecable blanco, el rosarino salió pasadas las 21:30 y, durante más de dos horas casi sin interrupciones, mezcló lo nuevo y lo viejo en un show impecable.
En esta ocasión, Fito estuvo acompañado por Gastón Baremberg en batería, Eloy Quintana en bajo, Carlos Vandera en guitarra acústica y coros, Diego Olivero y Juan Absatz en teclados, y Coki Debernardi y Dizzy Espeche en guitarras eléctricas, quién reemplazó a Gonzalo Aloras.
El show arrancó con una de las sorpresas de la noche, “Folis Verghet”, del disco La La La grabado junto a Luis Alberto Spinetta en 1986. Lo siguieron el corte de su última placa, “Tiempo al tiempo”, y “Confiá”. El repaso por este nuevo trabajo incluyó “La nave espacial”, la hermosa “London Town”, una cambiada “Limbo mambo”, la funky/rockera “M&M”, “La ley de la vida” y “El mundo de hoy”.
A Fito se lo pudo ver ecléctico: en el piano, solo cantando, manejando la banda como a una orquesta, y con la guitarra para una furiosa “Ciudad de pobres corazones”. Por su parte, la banda sonó implacable y acompañó a la perfección a una Páez totalmente inspirado. “Esta canción es tan buena que no parece mía”, dijo antes de hacer la genial “Tumbas de la gloria”, y cerca del final del show aseguró: “Este fue el verdadero regreso a Buenos Aires”.
En el medio pasaron impecables versiones rockeras (“El chico de la tapa”, “Naturaleza sangre”, “El diablo en tu corazón”), momentos íntimos (“Cable a tierra”, “Al lado del camino”, “Un vestido y un amor”) y clásicos inquebrantables (“11 y 6”, “La Rueda Mágica”, “Polaroid de locura ordinaria”).
Como invitada estuvo Claudia Puyó que puso sus gritos, entre otras, en “El amor después del amor” logrando una versión similar a la editada en 1992 en el disco homónimo.Luego del cierre con “A rodar la vida”, Fito volvió para los bises e hizo una hermosa versión de “Giros”, caminó alrededor del público en “Dar es dar” y con una poderosa versión de “Mariposa tecknicolor” le puso fin a un show completo que dejó a todo el Luna de pie aplaudiendo, disfrutando, confiando.
Foto de Diego Paruelo
En esta ocasión, Fito estuvo acompañado por Gastón Baremberg en batería, Eloy Quintana en bajo, Carlos Vandera en guitarra acústica y coros, Diego Olivero y Juan Absatz en teclados, y Coki Debernardi y Dizzy Espeche en guitarras eléctricas, quién reemplazó a Gonzalo Aloras.
El show arrancó con una de las sorpresas de la noche, “Folis Verghet”, del disco La La La grabado junto a Luis Alberto Spinetta en 1986. Lo siguieron el corte de su última placa, “Tiempo al tiempo”, y “Confiá”. El repaso por este nuevo trabajo incluyó “La nave espacial”, la hermosa “London Town”, una cambiada “Limbo mambo”, la funky/rockera “M&M”, “La ley de la vida” y “El mundo de hoy”.
A Fito se lo pudo ver ecléctico: en el piano, solo cantando, manejando la banda como a una orquesta, y con la guitarra para una furiosa “Ciudad de pobres corazones”. Por su parte, la banda sonó implacable y acompañó a la perfección a una Páez totalmente inspirado. “Esta canción es tan buena que no parece mía”, dijo antes de hacer la genial “Tumbas de la gloria”, y cerca del final del show aseguró: “Este fue el verdadero regreso a Buenos Aires”.
En el medio pasaron impecables versiones rockeras (“El chico de la tapa”, “Naturaleza sangre”, “El diablo en tu corazón”), momentos íntimos (“Cable a tierra”, “Al lado del camino”, “Un vestido y un amor”) y clásicos inquebrantables (“11 y 6”, “La Rueda Mágica”, “Polaroid de locura ordinaria”).
Como invitada estuvo Claudia Puyó que puso sus gritos, entre otras, en “El amor después del amor” logrando una versión similar a la editada en 1992 en el disco homónimo.Luego del cierre con “A rodar la vida”, Fito volvió para los bises e hizo una hermosa versión de “Giros”, caminó alrededor del público en “Dar es dar” y con una poderosa versión de “Mariposa tecknicolor” le puso fin a un show completo que dejó a todo el Luna de pie aplaudiendo, disfrutando, confiando.
Foto de Diego Paruelo
miércoles, 5 de mayo de 2010
Kevin Johansen vivo en Buenos Aires
Para muchos Kevin Johansen no es más que “ese que canta el tema de Resistiré” o “el doble del Piojo López”. Pero atrás de ese inconsciente colectivo hay un gran músico.
El año pasado se juntó a otro excelente artista, Liniers, y emprendieron una serie de recitales en los que mientras la banda hacía lo suyo, Liniers pintaba basándose en las canciones. Uno de estos shows, realizado en el Teatro Nacional de Buenos Aires, quedó plasmado en el CD + DVD “Vivo en Buenos Aires”.
En este, Johansen, junto a los magníficos The Nada, dejan un perfecto testimonio de la versatilidad rítmica que los caracteriza, y que se hace presente en cada uno de sus discos. Este estilo camaleónico queda confirmado con la presencia de varios artistas igual de disimiles: Ileana Cabra de Calle 13 para el himno de la globalización “Logo”, Paulinho Moska para una hermosa versión de “No voy a ser yo”, Kiko Veneno en el hit “Desde que te perdí”, el uruguayo Fernando Cabrera en “Buenos Aires anti-social club” y “El incomprendido”, y hasta Liniers para “Fin de fiesta”.
De esta manera, los 17 temas que forman “Vivo en Buenos Aires” (25 en el DVD) funcionan como una buena presentación para el que escucha la banda por primera vez, y como un más que aceptable recuerdo para el viejo seguidor que igualmente se quedará con ganas de algo novedoso, tras tres años sin nuevo material.
El año pasado se juntó a otro excelente artista, Liniers, y emprendieron una serie de recitales en los que mientras la banda hacía lo suyo, Liniers pintaba basándose en las canciones. Uno de estos shows, realizado en el Teatro Nacional de Buenos Aires, quedó plasmado en el CD + DVD “Vivo en Buenos Aires”.
En este, Johansen, junto a los magníficos The Nada, dejan un perfecto testimonio de la versatilidad rítmica que los caracteriza, y que se hace presente en cada uno de sus discos. Este estilo camaleónico queda confirmado con la presencia de varios artistas igual de disimiles: Ileana Cabra de Calle 13 para el himno de la globalización “Logo”, Paulinho Moska para una hermosa versión de “No voy a ser yo”, Kiko Veneno en el hit “Desde que te perdí”, el uruguayo Fernando Cabrera en “Buenos Aires anti-social club” y “El incomprendido”, y hasta Liniers para “Fin de fiesta”.
De esta manera, los 17 temas que forman “Vivo en Buenos Aires” (25 en el DVD) funcionan como una buena presentación para el que escucha la banda por primera vez, y como un más que aceptable recuerdo para el viejo seguidor que igualmente se quedará con ganas de algo novedoso, tras tres años sin nuevo material.
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martes, 4 de mayo de 2010
John Katzenbach en la Feria del Libro
El novelista John Katzenbach, autor de “El psicoanalista”, “Al calor del verano” y “Juicio final”, entre otros, se presentó el domingo en el salón José Hernández de la Feria del Libro para brindar una charla acerca de su vida y obra. Ante un auditorio casi colmado, la presentación fue coordinada por la escritora Patricia Kolesnicov.
“Lo terrible de ser escritor es que uno termina un libro y piensa: ‘este es realmente bueno’, pero un tiempo después lo agarra y se pregunta ‘¿quién puso esto en mi libro?’”, aseguró el autor mostrando su lado crítico e irónico a la vez.
Sobre sus comienzos como escritor contó que se dedicó a esta profesión cuando lo echaron del Miami Herald. “Ahí me di cuenta que creando una historia podía tomar el control de la vida de todos los personajes. Un día me siento adelante del teclado y soy un asesino, otro día, un detective”, afirmó y agregó: “Si un escritor no se mete en las emociones de sus personajes, la historia será chata, no podrá emocionar al lector”.
Además adelantó la trama de su nuevo libro en el que a un profesor de psicología le diagnostican demencia y, el mismo día, es el único testigo de un secuestro de una niña. “Me gusta escribir historias donde personas comunes se convierten en detectives o se las empuja a situaciones límites, y se ven obligados a demostrar su fortaleza interior”, aseguró. Sin embargo, confesó que ya hubo 3 casos de asesinos seriales a los que se les encontró “Retrato en sangre”, uno de sus primeros libros, con marcas y párrafos resaltados.
En el final llegó el momento para las preguntas del público que copó la sala (“cuando les cuente a mis amigos, no me lo van a creer…ninguno”) y para que nuevamente Katzenbach muestre su lado irónico: “Voy a empezar a escribir historias de amor entre vampiros. Parece que eso vende”.
“Lo terrible de ser escritor es que uno termina un libro y piensa: ‘este es realmente bueno’, pero un tiempo después lo agarra y se pregunta ‘¿quién puso esto en mi libro?’”, aseguró el autor mostrando su lado crítico e irónico a la vez.
Sobre sus comienzos como escritor contó que se dedicó a esta profesión cuando lo echaron del Miami Herald. “Ahí me di cuenta que creando una historia podía tomar el control de la vida de todos los personajes. Un día me siento adelante del teclado y soy un asesino, otro día, un detective”, afirmó y agregó: “Si un escritor no se mete en las emociones de sus personajes, la historia será chata, no podrá emocionar al lector”.
Además adelantó la trama de su nuevo libro en el que a un profesor de psicología le diagnostican demencia y, el mismo día, es el único testigo de un secuestro de una niña. “Me gusta escribir historias donde personas comunes se convierten en detectives o se las empuja a situaciones límites, y se ven obligados a demostrar su fortaleza interior”, aseguró. Sin embargo, confesó que ya hubo 3 casos de asesinos seriales a los que se les encontró “Retrato en sangre”, uno de sus primeros libros, con marcas y párrafos resaltados.
En el final llegó el momento para las preguntas del público que copó la sala (“cuando les cuente a mis amigos, no me lo van a creer…ninguno”) y para que nuevamente Katzenbach muestre su lado irónico: “Voy a empezar a escribir historias de amor entre vampiros. Parece que eso vende”.
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