viernes, 8 de junio de 2012

"Desnaturaleza", de Fruta Deliciosa

El reggae es el género que más creció en los últimos años dentro de la escena local. De repente, cientos de bandas surgieron, dentro de todas las variedades y fusiones, crearon su espacio (que incluye lugares específicos, fiestas, etc), y hasta lograron meterse en los grandes festivales con noche propia.
Dentro de esta escena, surge Fruta Deliciosa, banda rosarina que en 2011 editó su tercer disco,  "Desnaturaleza".
En este nuevo material, la banda aborda el reggae aunque sin cerrarse en purismos, y lo mezcla con ska, cumbia y hasta folclore. Esta búsqueda hace que, a diferencia de muchos discos de este género, no parezca un solo tema/base de poco más de una hora con un muchacho cantando encima, sino que cada canción está arreglada con minuciosidad, lo que le da una identidad a las mismas. 
Además, tiene el plus valor de dejar de lado los dos clichés más grandes del genero (la palabra "Babilón" la mencionan una sola vez, y Jah es el gran ausente, al menos explícitamente), demostrando que no hacen falta para hacer buen reggae. Incluso, el tercer cliché es rozado de forma ambigua, aunque no parezca por el título, en "Florecerá".
Si es cierto que el arte surge mayoritariamente en los momentos críticos, Eduardo Alvarado, voz, guitarra y autor de todas las letras del disco, parece haber atravesado una profunda crisis personal (hablamos de amor, claro), y a la vez, ver algo similar en varios aspectos de la vida y del mundo. Esta visión (pesimista en su mayoría) quedó plasmada a lo largo del disco en canciones como "Infeliz felicidad" ("Quise ser tu libertad. Infeliz felicidad. Pero te vas. Pude darte algo mejor. Solo quise darte amor. Pero te vas de mí"), donde da su versión de una ruptura (más parecido a un abandono sufrido); "El Peón", en la que se carga a las clases dirigentes en sus diferentes acepciones; y "Desnaturaleza", un  reggae oscuro en el que regala una imagen desoladora del futuro del planeta ("Desnaturaleza, civilización. Memoria perdida, desinformación. Seamos bienvenidos al fin de nuestros días"). Pero todo esto lo cuentan/cantan con una serie de ritmos alegres que, por si solos, transmiten una cuota de optimismo, y que dan ganas de que, al menos en algunas cosas, Alvarado no tenga razón.

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