Así, serán castigados políticos en "Canto a la Rebelión" ("Oralé oralé oralé, estos pinches pendejos. La arrogancia que otorga el poder os la vais a comer. Mírales, mírales, mírales, se ríen del pueblo. Usan la represión como solución. Nos quieren callar, nos quieren dormir, nos quieren sumisos. Para mantener tu resignación bajo su control"), la utilización del miedo como herramienta de control en "Se acabó" ("El miedo es inyectado para mantener su orden, fabrica de esclavos de los nuevos dictadores"), las farmacéuticas tras la polémica Gripe A en "Pandemia S.L", el ciudadano televidente ("Ciudadano Papagayo"), los medios ("Radio Falacia"), y ese grupo oscuro y oculto que maneja el mundo, en la magnífica "¿Quienes sois" (los fieles seguidores de las teorías conspirativas deberían amar esta canción), con buenos arreglos de violines.
También hay espacio (un poco menor) para el optimismo como en "Ska-pa", una oda a la unión ("Sin dejar de bailar sin dejar de reír te prometo resistir, y pelear por un mundo mejor. Quiero vivir bailando ska"), en "Marinaleda", otra de las grande canciones del disco, que habla sobre este municipio (Marinaleda) de la provincia de Sevilla reconocido por su experiencia social ("Donde se cosecha la igualdad brota solidaridad"), y "Maquis", buen tema dedicado a un guerrillero, y con él a todos los que formaron parte de esta resistencia española antifascista, antifranquista y anticapitalista ("No pudieron contigo, ni la guerra ni el fascismo. La lucha continua contra el capitalismo").
Con esa mezcla de ska/punk que los caracteriza, y que los llevó a convertirse en una de las bandas de dicho estilo más convocante de los últimos tiempos (la pseudo presentación del disco en Argentina la hicieron en un Ferro casi colmado), junto a su visión, por momentos catastrófica, por otros (las menos) con dejos de esperanza, Ska-p vuelve a hacer un manifiesto de época, y sí, volverán a ser la banda sonora de los indignados (que no son solo Los Indignados).