"Acá estamos", es el nuevo material de Arbolito, una de las bandas precursoras (o al menos de las que más trascendió) en la fusión del folklore con rock, reggae y cumbia (música popular lo definirán), y que además tiene el plusvalor (¿quién diría?) de haber logrado que muchos jóvenes se acerquen a los ritmos autóctonos, y a cierta parte de la historia desde otro costado.
El nombre del disco tiene una doble concepción: por un lado, la banda está cumpliendo 15 años, pero además, para este, decidieron volver a la independencia, y alejarse de Sony, con quién habían trabajado en sus últimos dos álbumes ("Despertándonos" y "Cuando salga el sol").
"Volver", primer corte, es el tema que le da el puntapié inicial a la placa, un rock a lo Arbolito, con buenos arreglos de violines, que, a pesar de lo antes dicho, no habla de esta nueva etapa (¿o sí?), sino de volver al pueblo ("Yo sé que la ciudad no es para mí, golpea la vida y hay que seguir. Volver. El cóndor me ha visto volver"), ese pueblo sin nombre, que como una especie de Macondo aparece en todos los discos de la banda, y que su historia se parece a la de muchos.
Pero los puntos más interesantes llegarán desde la variedad, como en la cumbia "No somos nada", en la que con su ritmo pegadizo pone a los humanos en su lugar ("El cuentito azul de la creación y del infierno abominable se cayó de tu mostrador, algo aprendimos con los años. No somos nada, nada más que lo que somos, sólo un granito loco"), idea que volverá un poco más positiva, aunque en un tono más tranquilo, en "En un cristal" ("Nada que se haya inventado, nada que te vendan, nada se compara a esta bella esfera, en la que vamos viajando entre las estrellas"), una de las gemas del disco.
Claro que habrá tiempo para bajar de nuevo a la tierra y criticar a la televisión/sociedad en la cruda "Condenada Soledad", alabar una supuesta unión ejemplificadora latinoamericana ("Este Abrazo"), y hablar de las ambigüedades y contradicciones de la vida ("Sensaciones"). En definitiva, "Acá estamos" es un gran muestrario de la paleta sonora/temática que exploró Arbolito a lo largo de estos 15 años, y a la vez funciona como un buen autohomenaje para festejarlos.