Con la cumbia como ritmo guía, Cordera le canta a la vejez, en realidad a la no-vejez, junto a Palito Ortega en “No es que sea viejo”, arma el “bailongo” en el corte “La bomba loca”, y regala su mejor autocrítica en “Asalto de cumbia” (“soy cantor de profesión y si no te das cuenta también soy un ladrón”)
Pero los puntos altos del disco aparecen cuando el Pelado se aleja de su lado fiestero, y vuelve al intimismo y la reflexión de su primera placa solista, como en “Estoy Real” (“Encontrarme un alma me puede curar, con lo que más quiero tendré que pagar, el dejarlo todo será bendición, perder lo que tengo, ganar corazón, no sé si estoy bien, estoy mal, estoy real”), homenajea a su amigo Hugo (el de “La Bolsa”) en “Huguito”, refleja su nueva etapa en “Se Cae” (“así aprendí una cosa que el tiempo me enseñó, que todo lo que se tiene no tiene ningún valor, se cae el capitalismo, no supo lo que es amor, para amar hay que saber lo que el otro necesitó”), o los cambios y transformaciones que llevaron a esta nueva etapa (“yo sé que puede parecerse a una traición pero así de solitario es el camino del alma”) en “La Retirada”, una de las grandes canciones del disco.
Con la producción de El Chávez, ex baterista de Árbol, “La caravana mágica” no mantiene el muy buen nivel del disco debut pero muestra algunos momentos interesantes que, al menos, vale la pena escuchar.